Major y Champ, los pastores alemanes de Jill y Joe Biden, arribaron a la Casa Blanca días después de que el demócrata asumiera el cargo, sin embargo, su estadía en el hogar presidencial no duró mucho, pues Major se tornó agresivo y terminó mordiendo a un miembro del personal de seguridad. Por ello, el famoso encantador de perros César Millan quiere echarle una mano al presidente estadounidense.
César Millán considera que a veces los cambios de casa pueden resultar estresantes para las mascotas. Por lo que se ha ofrecido a ayudar, en particular a Major, el más joven de los dos perros.
“Estamos esperando y listos para ayudar. Lo que me dice ese incidente es que no estaban de acuerdo sobre cómo dar la bienvenida a Major a este nuevo estilo de vida”.
“Es un entorno nuevo y hay gente nueva a su alrededor; es un lugar en particular muy estresante. Para que un perro muerda, o sienta la necesidad de proteger su territorio, o siente la necesidad de proteger a su familia, tiene miedo o no confía, lo que lo motiva a morder”, añadió.
“La forma en que Champ y Major lo ven, simplemente aparecieron de un lugar a otro en un día. Para los seres humanos, la Casa Blanca es uno de los lugares más simbólicos y representativos del mundo, en donde se aloja el poder. Pero para los perros es solo una casa donde la gente no está sincronizada. Por lo que tienes que dejar que los perros se adapten progresivamente a su manera”, afirmó el entrenador de perros.
Major y Champ salen de la Casa Blanca
Los perros presidenciales tuvieron un brusco cambio de vida que los llevó a salir de su hogar en Delaware directo a la Casa Blanca el pasado mes de enero.
Diversos medios estadounidenses reportaron que la adaptación de Major había sido un poco más complicada ya que por ser joven tiene más energía: ladraba y a veces se mostraba agresivo, lo que terminó con una mordida a uno de los miembros de seguridad de la Casa Blanca.
Debido a ello, los perros tuvieron que salir de la casa donde ahora viven Jill y Joe Biden y regresar a Delaware.
Major fue adoptado en 2018 por el presidente y su familia a través de la Sociedad Protectora de Animales de Delaware.
Anteriormente habían dado la bienvenida a Champ a su familia en 2008.
Su llegada continuó la larga tradición de que vivan perros en la Casa Blanca, la cual fue interrumpida por Donald Trump, quien fue el primer presidente en no tener un perro en más de 100 años.
CRS