Oklahoma, estado rural y conservador del sur de Estados Unidos, ejecutó la tarde de ayer John Grant, un afroamericano de 60 años condenado a muerte por el asesinato de un empleado de prisión.
La Corte Suprema de EU autorizó horas antes al estado a reanudar las ejecuciones, tras una pausa de seis años, así como a inyectar un cóctel letal sospechoso de causar un sufrimiento atroz a los condenados.
Su muerte fue causada por la administración de una combinación de tres sustancias que, tras varias ejecuciones fallidas en 2014 y 2015, había llevado al estado a declarar una moratoria a esa práctica.
Según testigos, John Grant falleció a las 4:21 pm de ayer, después de convulsionar dos docenas de veces y vomitar.
La próxima persona programada para morir por inyección es Julius Jones, cuyo caso y afirmaciones de inocencia han llamado la atención en Estados Unidos.
Está programado para fallecer el 18 de noviembre y tiene una audiencia de indulto el lunes próximo.
El defensor público federal de ambos hombres, Dale Baich, dijo que seguir adelante podría generar "un riesgo inconstitucional de dolor y sufrimiento excesivos".
Por AFP
CAR