El presidente Joe Biden ha comenzado a fortalecer las relaciones con los líderes de otros países, pero la relación con Rusia continúa siendo tensa. Recientemente, el estadounidense manifestó una gran preocupación por el encarcelamiento de Alexei Navalny, principal opositor de Vladimir Putin.
El líder ruso fue detenido el pasado 17 de enero luego de pasar una temporada en Berlín, Alemania, lugar a donde se trasladó después de sufrir un envenenamiento con un agente químico que estuvo a punto de costarle la vida. Se le acusó de violar la libertad condicional, por lo que fue arrestado en cuanto ingresó nuevamente a su país.
Con su detención, se desataron múltiples manifestaciones de civiles exigiendo que se le deje libre. Fue una de las protestas más grandes de las que se tenga registro en la nación. Más de 3,700 personas fueron detenidas, algunas en circunstancias violentas. Entre ellas está Yulia Navalnaya, la esposa del agraviado.
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El gobierno de Biden, demandó lo mismo a las autoridades rusas. La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, hizo un llamado a través de los medios de comunicación, pidiendo liberación inmediata e incondicional del opositor ruso.
Más tarde, en una rueda de prensa y después de firmar una serie de decretos para impulsar la producción nacional, Biden se mostró consternado por las represalias que se han tomado en contra de Navalny.
Además, declaró que esto se suma a otras acusaciones que ha recibido Moscú, como hackeo a entidades públicas y privadas estadounidenses, conocido como Solar Winds, y reportes sobre recompensas a talibanes que atacaran a las tropas del país. El mandatario aseguró que no dudarán en traer los temas a colación.
El opositor continúa detenido hasta ahora y el gobierno de Putin no se ha pronunciado respecto a las declaraciones de Biden. Navalny realizó un llamado para que los ciudadanos tomen las calles el próximo 31 de enero, dos días antes de que él comparezca ante un tribunal.