El trastorno del espectro autista (TEA) es una condición relacionada con el desarrollo del cerebro que afecta la manera en la que una persona percibe y socializa con otros, causando problemas en la interacción social; este 2 de abril se conmemora el Día Mundial del Autismo, el cual también se puede presentar en adultos.
El trastorno también comprende patrones de conducta restringidos y repetitivos, explican el el sitio de la Clínica Mayo; es una afección de por vida, que comúnmente es diagnosticado en la infancia, peso existen casos que no fueron detectados en los primeros años de vida y son descubiertos hasta la edad adulta.
¿Cómo identificar el autismo en adultos?
De acuerdo con la revista especializada Océano Medicina, es difícil identificar el autismo y se lo puede confundir con depresión, trastornos de la personalidad o psicosis, lo que en ocasiones lleva a tratamientos inadecuados.
El especialista Horacio Joffre Galibert, fundador y presidente de la Asociación Argentina de Padres de Autistas afirmó en entrevista para la revista que sí es posible llegar a la edad adulta sin haber tenido el diagnóstico de un TEA, pues actualmente se conoce más sobre el tema.
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El National Institute for Health and Clinical Excellence (NICE), en el ensayo “Trastorno del Espectro Autista en adultos: diagnóstico y manejo”, explica que la forma en que el autismo se manifiesta en los individuos difiere de acuerdo a la etapa la vida y las características pueden variar de leves a severas.
Muchos adultos con sospecha de autismo tienen dificultades para acceder a un diagnóstico y para recibir apoyo de seguimiento debido a la ausencia de servicios apropiados. El NICE indica que el médico debe considerar la existencia de este padecimiento cuando la persona presenta:
- Dificultad persistente en la interacción social.
- Dificultad persistente en la comunicación social.
- Conductas estereotipadas (rígidas y repetitivas).
- Resistencia a los cambios e intereses limitados.
Además, informa que pueden existir otros síntomas para identificar el TEA, como:
- Problemas para obtener y mantener empleo o educación.
- Dificultades para iniciar o mantener relaciones sociales.
- Contacto previo o actual con servicios de salud mental o de problemas de aprendizaje.
- Antecedentes de trastornos neuroevolutivos (incluyendo dificultades de aprendizaje, trastorno de déficit de atención e hiperactividad), o trastorno mental.
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