José Luis Rodríguez "El Puma" es uno de los cantantes que ha deleitado a más de una generación y a pesar de tener 79 años edad, se encuentra muy activo y más fuerte que nunca. Esto por todas las vivencias y experiencias que la vida le ha puesto en el camino, como su trasplante pulmonar.
Desde muy pequeño, el también empresario tuvo una vida compleja, pues tras la muerte de su padre, cuando tuvo que ayudar a su madre con los gastos de la casa a través del auto empleo: le lustró los zapatos a las personas en las calles y le cargó las bolsas del mandado a los clientes de los mercados.
Este tipo de cosas fueron las que le forjaron un caracter llenó de responsabilidad al grado de no caer en los vicios y poder brillar y llevar con solemnidad su carrera años más tarde. No obstante, hace algunos años se enfrentó a lo que parecía ser el final de sus días, la fibrosis pulmonar ideopática.
José Luis Rodríguez "El Puma" recibe trasplante pulmonar
Si haber fumado antes y a una edad avanzada, José Luis Rodríguez "El Puma" explicó que la fibrosis pulmonar ideopática es una enfermedad incurable que va endureciendo al órgano hasta que le impide a las personas respirar y las asfixia. Esto mismo lo sufrió él, aunque el impacto en inicio fue en menor grado debido a su profesión como cantante.
A pesar de que los médicos le recomendaron, como único medio de salvación el trasplante, él se negó esperando el milagro de sanar por otros medios; sin embargo, adoptó la idea conforme se iba sintiendo mal. Afirmó que el proceso es complejo debido a que debe de haber compatibilidad y que encaje en el tórax.
En su caso, espero seis largos meses para tener un donador, algo que recomendó a las personas hacer para salvarle la vida por lo menos 10 personas más. Durante su espera tuvo que ser asistido por una máquina para poder respirar y muchas de las funciones básicas como atarse las agujetas ya no las podía realizar; esto lo logró con la ayuda de su esposa.
Este momento le ayudó para replantearse su existencia y poder echarle ganas: "La espera es terrible porque cada día te apagas más. El no poder respirar es lo más horrible. Duermes sentado porque te asfixias. Nunca abandoné, porque yo sabía que debía seguir adelante, tenía un propósito"
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