Julio César Chávez dio una entrevista para "La entrevista con Yordi Rosado", en la que habló de los momentos más importantes de su vida. Dentro de los momentos más significativos, dijo, estuvo el alcoholismo de su padre.
Confesó que en una ocasión tuvo que sostener una palo para amenazar a su padre a fin de defender a su mamá, quien estaba siendo agredida por él. En ese momento, narró, dejó de ser violento con ella.
"Yo le servía la cerveza a mi padre y me decía no voy a ser igual que mi padre", dijo.
Las adicciones llegaron a su vida al punto en que no pudo controlar la forma en la que consumía sustancias. La peor etapa de su vida, indicó, fue cuando su exesposa Amalia, Don King y la demanda de Hacienda que le hizo pagar siete millones de dólares por un fraude que sufrió por 100 mil dólares.
La depresión y el tener tres días consumiendo narcóticos lo llevaron a pensar en la idea de atentar en contra de su vida, debido a que se sentía exhausto de vivir.
"Ya, chingue su madre, ya no quiero vivir", dijo.
Contó que tomó una pistola, se dirigió a su alberca y volteó al cielo. Posterior a esto, se apuntó al cráneo. El primer y segundo disparo no salieron.
Su cuñado llegó justo a tiempo para moverlo en el momento en que accionó el gatillo por tercera y cuarta vez. Las balas solamente le rozaron la cabeza, confesó el exboxeador. Posterior a esto, volteó al cielo y asegura haber visto la silueta de Dios.
El fondo en su vida fue la clínica de rehabilitación a la que lo llevó su esposa Miriam. Aseguró que el lugar en el que fue anexado era horrible y no tenía siquiera su propia habitación.
Trató de salir del lugar e inclusive golpeó a cinco de los encargados de la vigilancia, pero comentó que no pudo con los otros 15 que llegaron al lugar.
Destacó que nunca decidió dejar las drogas, pero que los cinco meses en el lugar fue lo suficientemente intenso para no volver a tocar algún narcótico.