Martha Saldívar de Sulaimán murió ayer rodeada de su familia, sabiendo que su huella en el boxeo va mucho más allá de un ring.
Con una mano muy amorosa, fue el soporte de don José Sulaimán (1931-2014) para llevar el boxeo mexicano e internacional al punto más grande posible, siempre con la prioridad de la seguridad y el bienestar de todos los peleadores.
“El boxeo no era parte de mis intereses de joven. Sin embargo, conocí a José y me contagió, pero de una manera diferente. Creé mi propio vínculo, uno muy especial; siento que cumplí con lo que me tocaba”, explicó Martha Saldívar en el décimo aniversario luctuoso de don José, en enero pasado, la última entrevista que le dio El Heraldo de México.
Martha conoció a don José en su natal Ciudad Victoria; ella, junto con su hermana, era la encargada del local que quedaba justo enfrente del negocio de la familia Sulaimán. “Era un lugar muy pequeño, donde todos nos conocíamos. Todo se fue dando poco a poco”, recordaba sobre su amado compañero.
Al lado del dirigente más importante, durante más de cuatro décadas, Martha vio desfilar a cientos de personas en su casa en Río Bamba, en Lindavista (CDMX), y siempre les tuvo un lugar en la mesa.
Por ahí pasaron todos, desde el boxeador más desconocido hasta figuras como Muhammad Ali, Julio César Chávez, Luis Villanueva (Kid Azteca), José Mantequilla Nápoles, Raúl Ratón Macías y el promotor Don King, entre otros. Para todos ellos tenía un plato caliente.
Aprendió mucho de cocina, incluso de comida árabe, gracias a su suegro, Elías Sulaimán; con su voz suave, y siempre muy amable, creó vínculos con todo aquel que la conoció. Además, se estableció como una figura querida y admirada por prácticamente todos en su deporte (boxeo).
Con el fallecimiento de don José, hace poco más de 10 años, doña Martha se convirtió en el faro que guio a sus hijos para seguir adelante y proteger el legado de la familia; incluido a Mauricio Sulaimán, el actual presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).
“Martha se ha reunido con José, el amor de su vida por la eternidad. Su memoria será eterna, será recordada como una mujer amable y adorable que vivió la vida al máximo. Feliz viaje, mamita adorada”, se despidió Mauricio.
Más de cerca:
- Le abrió las puertas de su casa a varios peleadores; les dio guía y un techo.
- Su primera cita con don José fue en el cine, con una película del Ratón Macías.
- Martha Saldívar tenía 84 años.
- Tenía una relación muy cercana con los boxeadores.
- Fue una gran cocinera y una conciliadora, con su esposo.
- Legendarios personajes del boxeo disfrutaron sus cenas.
Por Érika Montoya / Fotoarte Jorge Peñaloza
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