En contra de su voluntad, no terminó su primera carrera (de la Mujer Maravilla), y cuando corrió el Maratón de la CDMX por primera vez, su papá la acompañó en el cierre del recorrido, en un trayecto de ocho horas y 47.8 kilómetros.
"Cuando llegué al km 38, mi reloj me avisó que completé la ruta (42 km). Ya casi iba con la barredora, pero vi cómo bajaron un cartel que decía que era el 38. Ya estaba agotada", reconoció Jocelyn Orea, en entrevista con El Heraldo de México.
No obstante, se aferró, cruzó la meta, recibió su medalla y completó una distancia de 47.8 kilómetros. "No seguí del todo bien la línea, por entrar, salir y esquivar personas; después me explicaron que por eso aumentó la distancia", señaló.
"Mi primera carrera fue un desafío, me caí y me lesioné. A 400 metros de la meta me recogió una ambulancia, porque ya habían avisado que estaba corriendo lesionada; no me dejaron continuar, me revisaron y ya no pude recoger mi medalla".

Mejor conocida como mjo (o Majo), es coach e influencer, y encontró en correr un estilo de vida y una comunidad enorme y solidaria: "La gente no te conoce y te apoya, sin importar quién eres, ese es mi principal impulso", aseguró.
El término de cada carrera representó la consecución de un logro, pero también acrecentó la ilusión por perseguir nuevos objetivos. Asimismo, una experiencia determinante en el aprendizaje necesario cuando se trata de correr.
"Mi primer medio Maratón fue en 2016, ahí me planteé como objetivo el Maratón, y me di un año para prepararme. Con el tiempo, me sentía más experta, sabía que tenía que levantarme más temprano, desayunar ligero y calentar".
"Después hice los 30 km y fue brutal, fue una ruta muy demandante mentalmente, porque fueron dos vueltas al mismo circuito. Esa vez también me tardé mucho, pero cuando terminé me sentía entera y sabía que estaba lista".
Actualmente, su preparación es más demandante: corre más de 50 kilómetros semanales, en asfalto y en caminadora, con entrenamiento en pista y con una planeación detallada (entrenamientos y carreras) para evitar sobrecargas.
El aspecto mental es, quizá, más exigente, y es casi imposible no contagiarse (positiva o negativamente) con todo lo que sucede en el entorno. "Es fuerte ver cómo la gente se va quedando, te impacta ver cómo se caen y ya no pueden".
"Yo me concentro mucho e intento no ver qué sucede a mi alrededor. Me ha tocado ver situaciones muy duras, en el medio maratón vi cómo un corredor falleció. Fue muy impactante, la gente empezó a gritar; siempre estamos expuestos a eso".
No obstante, las historias de vida y las demostraciones de humanidad son una constante. Es inspirador, es una especie de familia, donde todos se acompañan sin importar nada: quiénes son, de dónde vienen o por qué lo hacen.
"El año pasado (2022) una señora corrió por su nieto; también estuve un rato como espectadora y fue muy emocionante. Me pareció impresionante ver a todas las personas y conocer algunas historias tan increíbles y emotivas".
"Nunca voy con expectativas, me dejo sorprender, pero llevo una tabla de ritmos anotada en los brazos. Mi objetivo este año es completar tres maratones, el de la CDMX y dos en noviembre, en Guadalajara y Puebla", sentenció Majo.
PAL