80 por ciento de las transacciones son en efectivo

Comerciantes y usuarios aún prefieren efectivo: Asamep

Según la Asociación de Agregadores de Medios de Pago, 80 por ciento de operaciones se hacen con este medio de pago

Comerciantes y usuarios aún prefieren efectivo: Asamep
Aunque los pagos electrónicos han aumentado en los últimos años, el pago en efectivo sigue siendo el favorito en el país. Foto: Pexels

En México, hay nueve millones de comercios, tanto formales como informales, que sólo aceptan pagos en efectivo, refirió Myriam Cosío Robles, presidenta de la Asociación de Agregadores de Medios de Pago (Asamep).

Además, resaltó que 80 por ciento del total de transacciones que se hacen en el país aún son en efectivo, agregó.

En 10 años se ha pasado de una aceptación de tarjetas de débito y crédito como medio de pago de 10 a 23 por ciento, de acuerdo con un estudio de Visa.

“Si bien, más que se duplicó la aceptación de tarjetas como medio de pago, el rey sigue siendo el efectivo, con cerca de 80 por ciento de las transacciones y nueve millones de comercios que sólo aceptan efectivo”, resaltó en entrevista con El Heraldo de México.

Detalló que en 2014 había cerca de medio millón de comercios que aceptaban pago electrónico de un total de 4.5 millones negocios formales, que son el mercado de la banca, y siete millones informales.

Mientras que hoy en día, ante la llegada de los Agregadores, se pasó de tener 500 mil comercios que tenían 650 mil terminales punto de venta (TPV) en 2014, a 2.5 millones de comercios con 4.5 millones de terminales en México.

En 2021, un año después de lo más fuerte de la pandemia, los Agregadores subieron la base de terminales en 8 por ciento, cuando la banca cayó 1 por ciento.

No obstante, la red de TPV creció 5.0 por ciento, toda vez que los agregadores tienen 70 por ciento de terminales colocadas en el país, de 4.5 millones.

A decir de Myriam Cosío, para llegar a los nueve millones de comercios que no aceptan tarjetas, la competencia no está entre Agregadores y bancos, sino contra el uso del efectivo, lo que implica cambios en la estructura de la red de pagos.

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