La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) instó a los países a redoblar sus esfuerzos para que las personas continúen aprendiendo y puedan desenvolverse en un mundo laboral transformado por la pandemia de COVID-19.
En el informe “Perspectivas de las competencias: Aprendizaje para la vida”, la OCDE destaca la relevancia de invertir parte de los recursos destinados a la recuperación en programas de aprendizaje que cuenten con la participación de todos los actores clave y se centren en los grupos vulnerables, en especial los jóvenes, quienes no trabajan ni estudian y aquellos cuyos puestos de trabajo corren más riesgo de transformarse.
"La crisis aceleró aún más la transformación de nuestra economía y los requerimientos de determinadas competencias. Actualmente, demasiados adultos no participan en capacitación en el lugar de empleo y la pandemia ha reducido sus oportunidades para poder hacerlo", comentó Mathias Cormann, secretario general de la OCDE.
El reporte destaca que las competencias marcarán la diferencia entre adelantarse a la curva o quedarse atrás, en un mundo en constante cambio, pues antes de la pandemia, únicamente dos de cada 10 adultos con bajo nivel educativo participaban en actividades de formación formal o capacitación en el trabajo, en comparación con seis de cada 10 adultos con alto nivel educativo.
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La participación en el aprendizaje de adultos también difiere mucho entre países: menos del 25 por ciento de los adultos de Grecia, Italia, México y Turquía dicen participar en el aprendizaje de adultos, en comparación con más del 55 por ciento de aquellos de Dinamarca, Finlandia, Noruega, Nueva Zelanda y Suecia.
La pandemia también puede afectar la actitud de los niños y jóvenes hacia el aprendizaje, pues la interrupción de la escolarización regular provocó que muchos niños progresaran menos de lo esperado en el desarrollo de competencias y en el corto plazo, la pandemia podría ocasionar un aumento en las cifras de abandono escolar.
aick