A partir de la pandemia algunos proveedores de Internet reportaron aumentos de 60 por ciento en el tráfico, sin embargo, el acceso a este servicio sigue reflejando amplias brechas, reveló el Informe Perspectivas de la Economía Digital de la OCDE.
“El COVID-19 acentuó nuestra dependencia de las tecnologías digitales y expuso la realidad de las brechas digitales entre los países y en el interior de estos. Los hogares y las empresas de todo el mundo sienten los efectos tangibles de un avance desigual en la transformación digital”, comentó Ulrik Vestergaard Knudsen, secretario general adjunto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Durante la presentación de este reporte, Vestergaard indicó que este estudio revela que los países miembro cuentan con cerca del doble de suscripciones al servicio de Internet móvil de alta velocidad por habitante y tres veces más suscripciones de banda ancha fija que los países no pertenecientes a la Organización.
El reporte destaca que en un futuro donde el empleo, la educación, la atención de la salud e incluso las interacciones sociales podrían depender de las tecnologías digitales, de no garantizarse un acceso digital generalizado se corre el riesgo de acentuar la desigualdad y entorpecer los esfuerzos emprendidos por los países para salir fortalecidos de la pandemia.
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El nivel promedio de conectividad de banda ancha de fibra de la OCDE es de 27 por ciento, México está por debajo de éste con 22 por ciento. Mientras que países como Corea y Japón tienen 82 y 79 por ciento, respectivamente.
"El presente es un punto de inflexión para la transformación digital, y la forma que adopten nuestras economías y sociedades en la etapa posterior al COVID dependerá de cuán bien podamos avanzar y reducir dichas brechas”, destacó el representante del organismo.
La mayor demanda del comercio electrónico, el trabajo a distancia, las actividades sociales en línea, además de reflejar una disparidad social en el acceso a éstas, también ha acrecentado las preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad, pues su uso también potenció la ciberdelincuencia.
El estudio refiere que antes de la pandemia la transformación digital ya había iniciado en la mayor parte del mundo, e incluso habían tomado más relevancia entre los gobiernos las estrategias digitales dentro de sus agendas políticas.
El estudio destaca las brechas en el acceso o el uso de Internet debido a la edad del usuario o su nivel de ingresos implica que prevalece un acceso desigual a la información y los servicios públicos, especialmente cruciales durante una pandemia.
Vestergaard destacó que los gobiernos pueden reforzar la instalación de la banda ancha al promover la inversión privada y la competencia, fomentar el intercambio de infraestructura y establecer niveles mínimos de cobertura para las áreas rurales en las subastas de espectro.
Por Laura Quintero