El pasado Super Bowl LIX no solo marcó un momento histórico para los Philadelphia Eagles, sino también para Ryan Quigley, un fanático muy especial invitado por el equipo. Quigley, un exjugador universitario de fútbol americano para los Princeton Tigers, fue una de las víctimas del ataque terrorista de Año Nuevo en New Orleans.
En aquel trágico evento, Ryan no solo sufrió graves lesiones, sino que también perdió a su mejor amigo, Tiger Bosh. Sin embargo, su historia de resiliencia y su lucha por honrar la memoria de Tiger resonaron profundamente en la organización de los Eagles, quienes lo invitaron a vivir un momento inolvidable.
Tras el ataque, Ryan enfrentó un largo camino de recuperación. Con lesiones que incluían una fractura de espalda, un desgarro del ligamento cruzado anterior, menisco roto, fractura de peroné y laceraciones faciales, el proceso de rehabilitación ha sido desafiante. Sin embargo, Ryan mantiene una actitud positiva y un firme compromiso con la promesa que le hizo a Tiger: mejorar un uno por ciento cada día.
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Estoy aquí para mejorar cada día y volver a mi vida normal lo antes posible,” declaró.
Un homenaje en el campo
La invitación al Super Bowl fue más que un gesto; fue un reconocimiento al espíritu indomable de Ryan y un tributo a Tiger Bosh. Durante el evento, Ryan estuvo acompañado por la hermana de Tiger, Jenny, y juntos participaron en momentos emblemáticos como el lanzamiento de la moneda en el campo.
Estar en el campo, ver las luces y sentir la presencia de Tiger fue indescriptible. Fue un honor ser parte del viaje de los Eagles en los playoffs,” compartió.
Ryan también usó una camiseta personalizada de los Eagles, diseñada para honrar a su mejor amigo. Para él, el momento fue mágico, una oportunidad para mantener viva la memoria de Tiger y celebrar un triunfo que va más allá del fútbol.
Entre los momentos más emotivos de la experiencia, Ryan tuvo la oportunidad de conocer al primer respondedor que le salvó la vida tras el ataque.
Se me acercó y me dijo: ‘No sabes quién soy, pero te salvé la vida.’ Ambos rompimos en llanto,” recordó Ryan, quien planea mantenerse en contacto con él como una muestra de agradecimiento eterno.
Ryan Quigley no solo ha dedicado su vida a la recuperación, sino también a continuar el legado de su amigo.
Tiger era único. Hacía sentir a todos como si fueran su mejor amigo desde el momento en que los conocía. Mi objetivo es asegurarme de que todos conozcan a Tiger Bosh antes de que yo deje este mundo,” afirmó.
A través de su mensaje de amor, inclusión y gratitud, Ryan inspira a otros a “vivir como Tiger”: valorar cada momento, abrazar a sus seres queridos y hacer del mundo un lugar mejor. Su historia es un poderoso recordatorio de cómo, incluso en medio de la adversidad, se puede encontrar esperanza y un propósito mayor.
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