El juego de futbol entre las selecciones de Japón y México por la obtención de la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 revive una polémica que tuvo un final amargo para el seleccionado mexicano y para la afición que vio frente a sus ojos como se esfumó la gloria olímpica en territorio mexicano y ante un rival que en teoría no representaba un reto y terminó siendo su verdugo.
En los Juegos Olímpicos de México 1968, la selección mexicana avanzó hasta la ronda de semifinales para tratar de acceder a las medallas olímpicas, luego de avanzar como segundo lugar de grupo junto con la escuadra de Francia, y dejando fuera a Colombia y Guinea, en fase de cuartos de final eliminaron a la selección de España y en las semifinales fue derrotado ante uno de los enemigos históricos acérrimos de los seleccionados mexicanos, el equipo de Bulgaria por tres tantos contra dos (uno de ellos marcado por un tipo de apellido (Mihaylov, mismo apellido del portero de EEUU 1994).
Luego de la desilusión por no poder conseguir el pase para disputar el oro olímpico, la selección dirigida por Nacho Trelles se preparó para pelear por la medalla de bronce contra Japón, igual que en la justa veraniega que se disputa ahora mismo en Tokio, sin embargo, la polémica se apoderó de la escuadra tricolor previo y durante el partido contra los nipones.
La polémica
De acuerdo con algunas versiones de jugadores que representaron a México en aquella justa, el partido contra Japón estuvo plagado de irregularidades que tuvieron que ver más con la parte administrativa y de cobro de premios que por el rendimiento deportivo, a pesar de eso, Japón fue mucho mejor que México y por la tarde del 24 de octubre de 1968, los mexicanos pagaron caro los errores de concentración y fueron “vacunados” por el seleccionado nipón con un doblete de Kunishige Kamamoto.
Tiempo después, comenzaron a difundirse rumores sobre un supuesto ‘boicot’ orquestado por el propio seleccionado para exigir el pago de bonos y diferencias con los directivos, de acuerdo con dichos del portero de aquella selección, Javier "Gato" Vargas, lo que se notó en la cancha de juego y la afición no lo perdonó, si bien el partido contra Bulgaria fue más disputado, el duelo contra Japón fue una tristeza, pases fallidos, ‘rebanones’ sospechosos, un penal tirado de ‘calcetinazo’ por parte de Vicente Pereda y una nula reacción, generaron malestar y tristeza entre los mexicanos que vieron sepultado su deseo de ver a su equipo en el podio olímpico del Estadio Azteca.
La polémica no quedó solo entre el equipo, la afición mexicana fue muy dura y les mostró su repudio en las tribunas y en cualquier lugar en el que los jugadores se presentaban después del lamentable espectáculo.
En la tribuna apareció un féretro con el nombre de Nacho Trelles, varios de los jugadores no portaron jamás la camiseta tricolor y al técnico multicampeón mexicano le costó su puesto en el seleccionado y todo por una tarde de enojo y protesta que no fue bien vista por la noble afición que les mostró su verdadero poder. Ahora la situación podría ser diferente y serviría como “revancha olímpica” para los nuestros en casa de su verdugo.