DÍA DE MUERTOS

Choo Ba’ak: Así es la llamativa tradición de limpieza de huesos para esperar a los Fieles difuntos

En el mundo maya, mantener los huesos de los seres queridos en perfecto estado es fundamental antes de celebrar el Día de muertos

CULTURA

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Desde hace siglos, la tradición de limpiar los huesos de los muertos permanece en algunos lugares de la Península de Yucatán.
Desde hace siglos, la tradición de limpiar los huesos de los muertos permanece en algunos lugares de la Península de Yucatán.Créditos: Cuartoscuro

El panteón de Pomuch, en Hecelchakán, Campeche, es muy particular. En lugar de tumbas o lápidas como suelen tener la mayoría de los camposantos, tienen vistosas construcciones, adornadas con colores y pinturas de lo que gustaba a los difuntos mientras pasaron por esta vida.

Llaman la atención los nichos abiertos, desde donde se puede apreciar el paisaje de la comunidad, de mayoría maya, que tienen una especial relevancia para una celebración que se realiza días antes de la fecha de los Fieles Difuntos. Se trata del Choo Ba’ak, o limpieza de los huesos.

Los nichos se decoran con los gustos de los difuntos. Foto: José Arrieta

¿Qué es la limpieza de huesos maya?

Sobreviviente de la época precolombina, el Choo Ba’ak es un ritual que implica una convivencia profunda con las personas que han muerto, al tiempo que se considera como una expresión de cariño extrema.

Los huesos se limpian con delicadeza. Foto: Cuartoscuro

“Antes, los mayas ponían los huesos de sus difuntos en los cuatro extremos de sus casas, para que los cuidaran de todos los peligros. Pero con la llegada de los españoles, esa tradición se vio mal y se persiguió mucho.

“La forma en la que los mayas pudieron salvar su tradición es llevándola al camposanto, donde miman a sus muertos, les platican, les quitan el polvo del olvido y los traen a comer con ellos”, señala Joaquín Pech, guía de turistas de Hecelchakán.

Los nichos suelen tener los nombres de los difuntos que los ocupan. Foto: José Arrieta

El proceso inicia tres años después de la inhumación del ser querido, cuando se extrae el cadáver para limpiarlo por primera vez. Tras sacudir el polvo, se coloca en un paño limpio, comúnmente bordado con su nombre y figuras que recuerdan sus gustos.

A partir de allí, cada año los huesos de los difuntos de Pomuch salen a ver la luz del sol durante los días del Hanal Pixán, la tradición maya del Día de los muertos que se celebra en prácticamente todo el mundo maya.

Desde muy pequeños, los niños forman parte del ritual. Foto: Cuartoscuro

Para los descendientes de los mayas, esta tradición debe continuar viva y, por ello, integran a los más pequeños a las labores de limpieza de los huesos que, posteriormente, son depositados en los osarios, nichos abiertos en el panteón donde lucen completamente limpios.

Una fiesta de vida y muerte

De la misma forma que en casi todo el país, en el panteón de Pomuch el 1 y 2 de noviembre son jornadas de fiesta. Hasta allí llegan los aromas del copal y el incienso, que se combinan con la música y los alimentos que disfrutan los habitantes del lugar.

Los huesos son parte fundamental de la fiesta, y sus cajas, comúnmente de madera, permanecen abiertas para que compartan la felicidad del reencuentro con sus seres queridos, quienes comen tamales, cochinita pibil y otras delicias campechanas.

El ritual comienza 10 días antes del Día de muertos. Foto: Cuartoscuro

El fin de la jornada también implica el término de la fiesta. En ese momento, los huesos son envueltos en un paño limpio, nuevo de ser posible, y las cajas de madera de caoba o ceiba que, según los locales, permite la comunicación con el Inframundo, son cerradas para esperar un año más otra limpieza, otra gran fiesta.

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