Es un hecho: ahorrar agua ya no es optativo, por lo que se debe verificar con suma conciencia las instalaciones al interior del hogar para verificar que se encuentran en buen estado y no desperdician el vital líquido.
Uno de los puntos esenciales es el inodoro. Se trata de una de las instalaciones cruciales al interior del hogar y es uno de los sitios donde se suelen registrar con mayor frecuencia fugas de agua. De acuerdo con el Departamento de Agua de Texas, un inodoro en malas condiciones puede desperdiciar más de 22 mil litros de agua al mes.
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Y aunque desde hace algunos años se han hecho cada vez más populares los que ahorran agua en cada descarga, analizarlos de cerca para detectar que su funcionamiento es adecuado es fundamental.
La ventaja con ellos es que sus fugas suelen ser de fácil detección y solución, por lo que solo debes seguir algunos sencillos pasos para determinar si tu inodoro se encuentra en óptimas condiciones.
La prueba del colorante
Si tu inodoro no tiene una fuga a simple vista, una de las formas más sencillas de comprobar que funciona de buena manera es la famosa prueba del colorante, recomendada por la mayoría de los plomeros.
Es muy sencilla: solo tienes que remover la tapa del tanque del inodoro, agregar 15 o 20 gotas de colorante vegetal en el agua y esperar media hora sin hacer descargas: si el agua que aparece en la taza cambia de color, tienes una fuga.
Otro de los elementos que pueden fallar es el sello del tanque de agua, conocido coloquialmente como sapo. Éste debe quedar justo en la salida del agua cuando bajas la palanca, sin percibirse pequeñas corrientes en la taza.
También es bueno revisar las conexiones a las tuberías de agua, que siempre deben permanecer secas, e incluso que no tenga filtraciones en la parte que va pegada al azulejo del baño.
¿Cómo arreglar las fugas sencillas en el baño?
Las buenas noticias es que las fugas de agua en los inodoros suelen ser fáciles de arreglar, las piezas son económicas y sencillas de encontrar y los procesos para instalarlas no tienen complicación.
Por ejemplo, cambiar el sapo es una labor sencilla: solo tienes que adquirir uno del mismo calibre del tubo del tanque de agua, quitar el que esté dañado de la ligadura que suelen tener con el flotador y la palanca, y poner el nuevo.
Para reemplazar un flotador, todo lo que tienes que hacer es cerrar la llave del agua, desenroscar la pieza que quieres cambiar, poner la nueva y ajustar la altura al nivel que está marcado en el tanque como óptimo. Vuelves a abrir la llave del agua y listo.