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El Día de las Madres y la importancia de valorar tenerla a tu lado

Es momento de reflexionar sobre el gran valor que tienen. El vínculo con una mamá es único y eterno

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Es momento de reflexionar sobre el gran valor que tienen. El vínculo con una mamá es único y eterno
Es momento de reflexionar sobre el gran valor que tienen. El vínculo con una mamá es único y eterno Créditos: Especial.

En la sociedad moderna en la que vivimos en donde todo es desechable, fugaz y reemplazable, sobre todo en lo que celebramos, veneramos, respetamos y adoramos, hay algo que es intocable, la celebración más importante de todo el año: El Día de las Madres. Sobre todo, en México, en donde la mamá tiene una relevancia especial e insustituible. En México “tener madre” o no tenerla te define como persona en todos los sentidos. Y es que tener madre es ser una persona de bien, con valores. Pero la gente que “no tiene madre” es esa que se define por ser gañán, patán, sin escrúpulos. Pero ¿por qué? Esto viene del supuesto que una madre educa a sus hijos, los nutre con afecto, enseñanzas y guía, y claramente la gente que no actúa bien se especula que no tuvo una madre que los eduque.

Ahora bien, yo conozco gente que sí tiene mamá, literalmente, pero que es tan peculiar, por no decir una mala palabra, que verdaderamente parece que no tiene madre. Y por otro lado, conozco gente que es huérfana de madre y tiene mucha más moral que aquellos que sí la tienen. A todo esto voy con que llega un momento que tú te puedes volver una persona con madre, aunque no la hayas tenido o no la tengas física o figurativamente. Puedes aprender a tener madre. A ser decente, a tener valores. Nunca es tarde.

El rol de una mamá en la vida de sus hijos es muy importante. La dedicación, trabajo y sacrificio que vienen con ello, así como el amor y satisfacción es inmensurable. El que exista un día para celebrarlo es muy complaciente, tanto para la celebrada como para los que la celebran, y es una hermosa tradición que perdura con el tiempo y que da la oportunidad de agradecer y de transmitir los sentimientos que a veces olvidamos decir en la cotidianeidad. También es un buen día para reflexionar sobre el gran valor que tienen nuestras madres en nuestra vida, estén o no vivas pues el vínculo con la madre es único y eterno. Yo recuerdo a mi mamá todos los días de mi vida.

Dos sucesos marcaron mi vida para siempre y nunca volví a ser la misma: Cuando fui mamá por primera vez, hace 26 años, y cuando mi mamá falleció hace seis. En uno di vida por primera vez y en otro se fue la única persona en el mundo que daría la vida por mí. En una conocí el amar a alguien más que a mí misma, el que me dolieran más a mí las cosas, a querer proteger como leona. En la otra perdí a mi sostén, a mi protección, a mi incondicional, en el plano físico.  Pero dejó tanto en mí que a donde volteo hay algo de ella y la siento conmigo. El amor de madre es el verdadero amor eterno.

Así que mi querido lector, ¡tengo madre! ¡Mucha madre!

Por Brenda Jaet

MAAZ