SISMOS

Este es el mes con más temblores en México y no es septiembre

Los sismos pueden presentarse durante cualquier mes del año, según el Sistema Sismológico Nacional

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Los sismos en México suelen ocurrir más en diciembre
Los sismos en México suelen ocurrir más en diciembreCréditos: Foto: Pexels

En el imaginario popular se cree que septiembre es el mes con mayor incidencia sísmica del año, por lo que se suele tener el número de emergencia en la mente. La coincidencia en las fechas de los terremotos más intensos en la historia de México lleva a la gente a afirmar lo anterior. Pese a ello, la realidad es que los sismos, de todas magnitudes, pueden presentarse durante cualquier mes del año, razón por la que siempre debes tener tus documentos a la mano ante un temblor. 

Investigadores de la UNAM mediante el Sistema Sismológico Nacional destacan que, contrario a lo que la población cree, durante los últimos 120 años ha surgido una media de sismos más amplia en otro mes distinto a septiembre. Este mes es diciembre, el que más temblores registrados de magnitud mayor a 7, registrando 12, superior a otros meses como septiembre (11) y julio (10).

Los sismos en la CDMX son muy comunes. Foto: Especial

Alta sismicidad por el Cinturón de Fuego

Lo anterior nos demuestra que en realidad no existe un mes en específico para los sismos. Esto se debe a que México, en el contexto de la tectónica de placas, se ubica sobre el llamado Cinturón de Fuego, en donde se registra una gran parte de los movimientos telúricos a nivel mundial. 

Ante esto, Protección Civil indica que en el país se registran más de 90 sismos de media a alta magnitud por año, lo que equivale a un 60% global.

Por eso es importante contar siempre con un Plan de Emergencia ante sismos como una herramienta fundamental tanto para hogares como para oficinas.

Septiembre ha sufrido muchos sismos fuertes. Foto: Especial

Fases de un plan de prevención ante sismos

La realidad es que los sismos pueden presentarse durante cualquier mes del año y, según el Sistema Sismológico Nacional, no es precisamente septiembre el mes donde se han registrado más temblores en los últimos años.

Por lo tanto, es importante contar con un plan y estrategias para estar preparados en cualquier momento, así como saber cuáles son las tres fases en las que se debe ejecutar un plan de prevención ante cualquier eventualidad.

FASE 1. PREPARACIÓN

En esta primera etapa del Plan de Emergencia es fundamental realizar un análisis de riesgos y ubicar aquellos puntos clave del inmueble en materia de accesibilidad en caso de emergencias. También se deben tomar en cuenta factores como la proximidad a terrenos o vertederos que podrían sufrir deslaves, tuberías de gas natural y otros edificios.

También se deben detectar las vulnerabilidades estructurales, como los puntos débiles del edificio o inmueble en cuestión. Este análisis debe realizarlo un ingeniero estructural cuyo conocimiento le permitiría evaluar a la instalación para determinar si cumple con los estándares para resistir fuerzas sísmicas, así como proponer estrategias de fortalecimiento en caso de ser necesario. 

  • Se deben considerar también vulnerabilidades no estructurales, por ejemplo, asegurar ventanas, maquinaria pesada, lámparas de techo u otros objetos que puedan caerse o romperse.
  • Para completar esta fase, un punto clave radica en lo capacitados que estén los habitantes del hogar o los colaboradores de la oficina en cuestión.
  • Es indispensable conocer procedimientos de evacuación, salidas de emergencia y puntos de reunión, por lo que realizar simulacros se vuelve prioritario.

FASE 2. RESPUESTA

Esta fase del Plan se divide en dos. Por una parte, las acciones dentro del inmueble en donde no correr, no empujar y no gritar es un mandato básico que nadie debe olvidar. Si es necesario evacuar, es imperante saber que el uso de elevadores queda completamente prohibido, además de alejarse de ventanas y puertas para cubrirse debajo de una mesa resistente.

En cuanto al exterior de las instalaciones se refiere, se deben buscar puntos de reunión lejos de postes eléctricos, árboles y edificios. Si se encuentran cerca de laderas o acantilados, hay que permanecer alerta a la caída de rocas o deslizamientos de tierra. 

Si alguien queda atrapado, el protocolo de protección consiste en:

  • Cubrir nariz y boca para evitar aspirar escombros.
  • Buscar hacer contacto a través de un mensaje.
  • Golpear una tubería o una pared para que los rescatistas puedan ubicar personas dentro del edificio. 

FASE 3. RECUPERACIÓN

Lo primero es realizar una revisión de las instalaciones con el apoyo de especialistas para determinar si se requieren reparaciones. En el caso de haber escombros, utilizar ropa protectora, guantes y zapatos con suela gruesa durante la limpieza.

Para el reinicio de operaciones, primero se debe evaluar el estado de los servicios (electricidad, gas y agua) para determinar si se requieren reparaciones. En el caso de oficinas, es clave mantener una comunicación cercana con clientes y proveedores en caso de que alguno de estos servicios presente fallas y se deba recurrir a un periodo de inactividad.

Finalmente se debe poner énfasis en;

  • Los efectos colaterales al sismo, como el riesgo de incendio, fugas de gas y de agua.
  • Instalaciones como las tuberías y tanques son particularmente susceptibles durante eventos sísmicos.
  • Por eso, no se debe reanudar operaciones hasta asegurar que estos sistemas no presenten daños.

 

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