En fechas recientes, una crisis hídrica en la ciudad de Monterrey, Nuevo León ha causado polémica debido a la escasez de agua que afecta a millones de habitantes y a trabajadores del campo e industria. Esto se debe principalmente a las altas temperaturas registradas y el cambio en el comportamiento de la llegada de lluvias, además, un mal manejo administrativo que garantice a la población un suministro adecuado.
Si bien, se reconoce que el agua es un recurso que todo ser humano necesita para sus actividades cotidianas, es una de las muchas alertas para repensar en las actividades que el ser humano realiza que genere un impacto fuerte en el planeta y, para que los gobiernos den mayor prioridad en sus agendas sobre esta problemática.
Además de la escasez de agua, también existe la problemática de tala árboles, incendios forestales, la extinción de la flora y fauna, entre otros que aún no han sido atendidos y que, cada vez son más frecuentes. Múltiples esfuerzos se han realizado para comprometer a los gobiernos a luchar contra el cambio climático, sin embargo, estos más allá de un fracaso, no han generado el impacto y la importancia esperada.
Algunos de los compromisos más relevantes son: El Acuerdo de París aprobado en 2015 buscaba que cada país creara metas que ayudaran a reducir los gases de efecto invernadero. Sin embargo, éste aún sigue siendo cuestionado por altos mandatarios que consideran que el cambio climático no es un tema que se le deba dar prioridad. Segundo, tiempo después, surgieron los Objetivos 2030 creado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el cual busca que para el año 2030, todos los países tengan políticas dirigidas hacia una población más resiliente y que busque su desarrollo a través del desarrollo sostenible.
Actuar oportunamente a través de políticas públicas y reduciendo las prácticas desleales como la corrupción o los monopolios, permitirá que una sociedad responda más adecuadamente ante el cambio climático y se genere una economía basada en el desarrollo sustentable. Esto se debería trabajar de manera coordinada entre el gobierno y las empresas, sin embargo, muchas de las veces esto solo queda idealizado porque ninguno de los antes mencionados consideran esto un tema de alta prioridad. Finalmente, esto es una reflexión que como sociedad debemos trabajar juntos.
Los gobiernos locales y los altos mandatarios deben considerar dentro de sus objetivos el apoyo a alternativas que permitan dirigirse hacia el desarrollo sostenible, ellos son clave para dar el paso. Estas medidas se deben enfocar principalmente en realizar una revisión exhaustiva a los sectores de la economía para frenar prácticas que sobreexploten recursos naturales y buscar alternativas tecnológicas que permitan sustituir o reducir el uso de estos. Además, informar a su población de alternativas o medidas que los ayuden a controlar su consumo para así, hacer un uso más consciente de los mismos.
María de los Angeles García Flores
Twitter: @angiiegaa
Economista, Facultad de Economía UNAM
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