Existe una cantidad de creencias sobre el significado entorno a morir el día de cumpleaños. Que si son personas amorosas, que si son elegidas como ángeles y un largo etcétera.
Lo cierto es que el asunto parece no ser tan raro como se creía. Y suena casi tan poético, que con sólo saber que William Shakespeare, Ingrid Bergman, María Félix o el pintor italiano Rafael, murieron el mismo día, uno podría pensar que en efecto, sólo le pasa a "los elegidos".
Sin embargo, de acuerdo con un grupo de investigadores de la Universidad de Zúrich, las probabilidades de fallecer en el aniversario de nacimiento son bastante altas.
Para llegar a esta conclusión, analizaron los índices de mortalidad de Suiza entre 1969 y 2008 ( periodo donde hubo alrededor de 2.4 millones de defunciones).
Según el estudio La muerte tiene preferencia por los cumpleaños, publicado en Annals of Epidemiology, la probabilidad de morir el día que soplamos las velitas del pastel aumenta 14% respecto a cualquier otra fecha del año.
Las principales causas de muerte son: ataques cardiacos, caídas, derrames cerebrales, suicidio y cáncer.
¿Por qué sucede?
El psicólogo Richard Wiseman señala que existen dos posibles explicaciones a este fenómeno y son:
- Cuando un enfermo está al borde de la muerte, pero se pone como meta llegar a su cumpleaños . Es un efecto psicológico de gran peso que llega a influir al cuerpo y en muchas ocasiones se cumple la "meta".
- Por el estrés que causan los años acumulados, el número de velitas y la propia celebración del cumpleaños por una extraña razón son factores que llegan a ocasionar ataques cardiacos o hasta suicidios y accidentes causados por el peso de cumplir con la celebración.
Los resultados del estudio suizo revelaron que entre más velas tiene el pastel de cumpleaños, mayor es la probabilidad de acaecer ése día. Incluso el riesgo incrementa un 18% para quienes superan los 60 años.
Hay que aclarar que esto no es una regla, sino una simple probabilidad y que no se puede controlar el día o fecha de muerte. Por lo pronto, hay que tomarnos las cosas con calma.
Por Redacción Digital El Heraldo de México
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