Las leyendas siempre forman parte de la cultura mexicana pues relatan sucesos fantásticos que la gente va contando con el paso del tiempo.
[nota_relacionada id=1245261]Existe en particular una leyenda que se remonta al siglo XVII, de hecho insólito que ocurrió en Veracruz. Corría el año de 1618, en Villa de Córdoba de los Caballeros, actual ciudad de Córdoba vivía una mujer llamada Soledad.
Soledad era mulata, de piel negra y raíces españolas. Desafortunadamente en aquellos tiempos no existían derechos o siquiera el deseo de que personas de su índole pudieran pertenecer a una clase social.
En el pueblo se rumora que Soledad era buena para curar a través de hierbas medicinales, que podía predecir eclipses, conjurar tormentas, prácticamente una bruja y hechicera, tan mala fama tenía, que muchos decían que tenía un pacto con el diablo.
[nota_relacionada id=1200761]Soledad era muy hermosa, pero huraña, nunca tuvo tiempo de amar a ninguna persona. Hubo un Caballero que el cortejo durante mucho tiempo llamado Martín de Ocaña, alcalde de la ciudad de Córdoba, quién después de ser rechazado por Soledad, quiso vengarse de ella y utilizó la difamación en su contra.
Usó la magia negra
La culpó de brujería, e invento que ella le había dado a beber algo para que perdiera por completo la memoria. Como por aquel entonces la Santa Inquisición castigaba a este tipo de personas, cuando se enteró de todo lo que “La Mulata de Córdoba” había hecho, no dudó en aprenderla y llevarla a la cárcel en San Juan de Ulúa, acusada de brujería, qué y condenada a la muerte.
¿Cómo escapó Soledad?
En sí, la leyenda cuenta que estando tras las rejas, Soledad, quien siempre fue una mujer muy astuta, convenció a uno de los custodios para que le consiguiera un trozo de carbón. Una vez en sus manos, Soledad comenzó a dibujar en los húmedos y oscuros muros de su celda un barco con grandes velas, varado en el mar y el cual parecía que estaba a punto de zarpar.
Un día comenzó a llover, y sí, fue cuando Soledad preguntó a su vigilante:
“¿Qué crees que haga falta a mi barco?, el vigilante le contestó : “¡Que navegue!”.
Enseguida, Soledad salto a su barco formando parte del dibujo, y como por arte de magia desapareció con él. A la mañana siguiente, encontraron al carcelero, desorientado y sin memoria y a “La Mulata de Córdoba” nunca nadie más la volvió a ver.
El pueblo aseguraba que pudieron ver una figura de un barco yendo rumbo a mar abierto, algo que les pareció un tanto extraño ya que el puerto permanecía cerrado debido a la tormenta que azotaba el lugar.
La prisión de San Juan de Ulúa
San Juan de Ulúa, muy cerca del puerto de Veracruz, continúa siendo una fortaleza importante cuyos muros guardan historias fantásticas como esta. Algo que es muy importante para quienes visitan la ciudad de Veracruz. Ubicado en el Golfo de México, es posible explorar sus interiores a través de un recorrido con visita guiada. [nota_relacionada id=1215027]
Por Redacción Digital El Heraldo de México
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