En todos los idiomas hay expresiones características de cada zona; sin embargo, las que son adoptadas por los mexicanos se destacan por ser de las más creativas en el mundo. Es el caso de la frase "a ojo de buen cubero".
Pese a que algunos creen que este conjunto de palabras están relacionadas con la preparación de bebidas alcohólicas, la historia no lo determina de esta manera.
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¿Qué era un cubero?
Las cubas eran recipientes que su usaban para contener cualquier tipo de líquidos que también servían unidades de medida de un producto, debido a la falta de algo que ayudará a saber exactamente cuánta agua, vino o aceite se debía dar a un cliente a un precio determinado.
Es decir, estos refractarios no contenían la misma cantidad de lo ofrecido por los comerciantes, pero al ser un aproximado fueron adoptados por las personas como una unidad aceptable.
De esta forma, el cubero o tonelero pasó a ser una persona dedicada a vender cubas, en la cual se confiaba, ya que su maestría al medir sus productos lo llevaba a tener una intuición privilegiada para equivocarse pocas veces.
Con la llegada de los instrumentos que permitían medir los litros de forma exacta, este oficio fue desapareciendo y dio paso a que se ofrecieran medidas exactas basadas en los recipientes que llevaba la gente para comprar sus alimentos.
[nota_relacionada id=1187944]¿Cómo evolucionó hasta la actualidad?
A ojo de buen cubero comenzó a usarse como expresión para hablar de cantidades aproximadas, generalmente calculadas por medio de la vista, pero que mantenían a las personas alegres con el resultado.
Es decir, con esta frase se coincide con que hay una inexactitud en lo ofrecido o solicitado, pero aún así hay una aceptación de ambas parte de que se está tratando de algo justo.
También, quien usa este conjunto de palabras quiere dar a entender a alguien que su cálculo es preciso por la experiencia en el campo, aunque no exacto. [nota_relacionada id=1191799]
Por: Redacción Digital El Heraldo de México
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