“Hablé por mí y con la fortaleza de las más de 80 víctimas de Harvey Weinstein en mi corazón. Nunca debemos arrepentirnos de romper el silencio”, dijo la actriz Anabella Sciorra (The Sopranos), luego de que el jurado encontrara culpable a Harvey Weinsten ante las denuncias de acoso sexual y violación, en el veredicto anunciado el 24 de febrero.
La intérprete, al igual que otras de sus colegas que fueron amedrentadas por Weinstein, decidió hacer público su caso años después de los hechos.
Esa es la situación de muchos testimonios que se sumaron a la ola de declaraciones del #MeToo en todas partes del mundo —México incluido— y otros tantos más que se han dicho fuera de este contexto.
“La denuncia es complicadísima”, explicó la psicoanalista Paulina Cedillo, quien desde hace 10 años atiende a sobrevivientes de violencia. Y es que cuando es cometida por personas conocidas, después del delito, la víctima “tiene que asimilar que estas cosas las hizo alguien de su confianza, y se vuelve a conocer para poder nombrar o reconocer o nombrar el abuso sexual; entra a un proceso de duelo, es una violencia que te impide reconocer la agresión, hay una sensación de hasta qué punto lo provoqué yo”.
Cuando el asalto es cometido por un extraño, “la primera reacción es la de quedarse paralizado, y hay un sentimiento muy grande por ignorarlo. Y cuando estamos así de vulnerables, lo que nos invade es el miedo y la vergüenza; se complica la denuncia, ya que denunciar al agresor y la agresión requiere de muchísima valentía, la misma que te arrebatan al agredirte de una forma tan íntima, como es la violencia sexual”, aseguró Paulina Cedillo.
Por eso, cuando alguien consigue denunciar o enunciar, “es un paso gigante, especialmente en este contexto, donde pareciera que las víctimas no sólo enfrentan el dolor de lo que les pasó, sino los señalamientos que la sociedad les indica sobre cómo ser ‘buenas víctimas’”, detalló la especialista, quien ha brindado terapia en organizaciones civiles dedicadas a erradicar la violencia sexual y doméstica.
En tanto que tu testimonio no cuenta con a, b y c, y tu conducta no cumple con a, b y c requisitos, entonces, para un sector de la sociedad no eres víctima y no tienes derecho a dar tu testimonio. Por eso creo muy importante generar acciones de sensibilización; desgraciadamente le exigimos más a las víctimas, cómo actuar o comportarse, que a los agresores”, contó.
“Si a lo anterior le agregamos que cuando llego al centro de justicia para las mujeres, y me han dicho que son lugares seguros y se buscará la reparación integral del daño; pero la realidad es que muchas veces los funcionarios no están capacitados, me revictimizan y me hacen pensar que lo que me pasó fue mi culpa. Entonces, esas sensaciones de inseguridad y miedo se disparan. Por eso el proceso de denuncia se hace realmente insostenible”, recalcó.
El resultado es que 99.7 por ciento de los delitos de hostigamiento, abuso sexual y violación en México no se denuncian, de acuerdo con la Encuesta de Seguridad Pública Urbana 2019.
Debido a esto, “es importante no poner en duda el testimonio de la víctima, porque, de verdad, enunciarlo implica todo un proceso”, subrayó la experta.
Al señalarlas lo único que se hace es entorpecer ese logro que implica denunciar el delito.
"Entonces, la mejor forma de acompañar estas violencias, es desde la ausencia de cualquier expectativa", afirmó Paulina. [nota_relacionada id=900046]
VALOR
Cuando una víctima logra denunciar, es un paso gigante, ya que no sólo enfrenta el dolor de lo que le pasó, sino todo lo que dice la sociedad". Paulina Cedillo, experta
¿CÓMO ACOMPAÑAR A UNA VÍCTIMA DE VIOLENCIA SEXUAL?
- Pregunta a la víctima si quiere compañía en ese proceso y de qué forma puedes auxiliarla y acompañarla.
- Dale su lugar al testimonio. No cuestiones la autenticidad, recuerda que enunciar la agresión es un gran paso.
- Eliminar cualquier tipo de expectativa; no esperes que la víctima se comporte o hable de cierta forma.
- Acompañamiento político y actuar en el entorno; no solapar la violencia entre amigos y familiares.
- No mirar estas agresiones de forma morbosa; no son necesarios los datos de cómo fue o qué hizo.
POR ANAID RAMÍREZ
eadp