Desde aquel 13 de marzo que inició “oficialmente” la cuarentena por COVID-19 en nuestro país, han cerrado alrededor de 90 mil restaurantes, y si las condiciones continúan con la tendencia que se ha presentado, el año terminará con el cierre definitivo de 122 mil establecimientos, de acuerdo con la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac).
Tan sólo en la ciudad se habla de siete mil 500 lugares que ya no volverán a abrir sus puertas. El sector restaurantero fue uno de los más afectados por el cierre de comercios, sin embargo, logró mantenerse a flote gracias a la tecnología y los servicios a domicilio. No obstante, adaptarse a “nueva normalidad” fue uno de los mayores retos. En este contexto, Canirac publicó “Mesa Segura”, protocolo que estableció medidas que se impusieron desde el 2 de julio, fecha en la que al grito de “Pásele ya hay servicio”, los restaurantes volvieron con las caretas bien puestas, menús QR y la esperanza de recuperar el tiempo perdido.
SANITIZACIÓN
Todos los locales hicieron una sanitización exhaustiva antes de su apertura, además, fueron evaluados para asegurarse de contar con ventilación natural. Todos desde su ingreso debieron evitar tocarse, saludar de beso, así como portar cubrebocas y caretas todo el tiempo.
NUEVA DINÁMICA
Todos los restaurantes pusieron señalizaciones, barreras físicas, tapetes sanitizantes. Ya no existen las áreas de espera y vestíbulos. Se eliminaron elementos no necesarios, como servilleteros y decoraciones. Los menús tradicionales desaparecieron. Los buffets tienen cubiertas antiestornudos y un miembro autorizado sirve. Ninguna área de juego ha sido utilizada.
PÉRDIDA
La pandemia le dejó a la industria un cierre de año con caídas de hasta 90% en ventas.
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