Aunque tiene solamente dos años de edad y aún es cargada en brazos por sus padres, la apariencia de Isla Kilpatrick-Screaton la hace lucir decenas de años mayor a lo que es, al punto de que algunos medios la han comparado con el protagonista del cuento de Scott Fitzgerald: "El Extraño caso de Benjamin Button".
El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades asegura que a esta edad los niños comienzan a correr, a explorar el mundo y a buscar la independencia para hacer sus actividades diarias.
Esto es contrario a lo que vive la pequeña que padece displasia mandibuloacral, una condición genética que ocasiona un envejecimiento acelerado de sus células y de sus órganos vitales.
[nota_relacionada id=809932]Quiere vivir
Tal es la gravedad de su situación que aunque no ha asistido a su primer día de clases, ya se enfrenta a los riesgos de poder sufrir enfermedades cardiacas, diabetes o padecimientos renales.
La sobrevivencia de la pequeña depende de sus padres, quienes la deben vigilar las 24 horas del día, debido a que sus vías respiratorias son tan pequeñas que impiden que pueda respirar adecuadamente.
La alimentación y comunicación de Isla son también pocos frecuentes para alguien de su edad, pues sus padres deben darle de comer a través de un tubo y comunicarse con ella por medio del lenguaje de señas.
Al no poder comunicar lo que siente, la niña debe estar conectada a un aparato que mide su frecuencia cardiaca, así sus tutores saben inmediatamente que deben atenderla.
[nota_relacionada id=804257]Pese a esto, Isla suele jugar con su hermana de siete años. Sus padres buscan darle lo necesario para que tenga una vida lo más normal posible. Debido a su condición, su madre abandonó el trabajo y pasa todo el día a su lado.
Por: Redacción Digital El Heraldo de México
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