Miguel Ángel, durante casi tres años, ha librado una batalla por ver a sus hijos

Miguel Ángel cuenta que tras la ruptura legal de su matrimonio, dejó de ver a sus hijos durante año ocho meses

Miguel Ángel tiene 38 años de edad, actualmente se dedica a la venta de zapatos. Se divorcio hace dos años y medio desde entonces lleva una batalla legal por ver a sus dos hijos.

“Mis hijos están en medio de denuncias falsas, son los únicos que pagan las facturas, que son muy caras y sistemáticamente les hablan mal de su padre”, asegura.

Cuenta que tras la ruptura legal de su matrimonio, dejó de ver a sus hijos durante año ocho meses. En el conflicto legal con la mamá se ha involucrado a los hijos y se han utilizado como botín de guerra.

“En mi caso le han hablado cosas desagradables de mi, que le pegue a mamá, que no lo quiero, que lo olvidé, y esas situaciones constantes, tantas palabras tan negativas en mi contra”, señala.

Después obtuvo un amparo, y se demostró, asegura, que sus hijos  necesitan de la figura paterna y que no corren ningún riesgo en la convivencia con con su papá

La primera visita para ver a sus hijos se programó el 12 de mayo en el Centro de Convivencia familiar del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, pero  no llegaron y así pasaron otras 3 visitas. Finalmente, el 9 de junio de 2018 logró reunirse con ellos.

El día de la convivencia, solo recibió reclamos de su hijo mayor.

“Mi hijo me vio y me dijo no te quiero, te odio, porque le vendí todo sus juguetes, que le pegue a mamá, que no lo quiero que lo olvidé. Me reclamo y estaba alterado y se le notaba las benditas de la garganta y me y luego su mamá se fue se lo llevó”, explica.

Con su hija de tres años, sucedió lo contrario,  aunque no se acordaba de él, porque la dejó de ver cuando apenas tenía un año de edad, lo abrazó y le sonrió.

“Me abrazo, le dije soy tu papá te traje una muñeca y le dije te quiero mucho soy tu papá. Me abrazo y eso fue muy emotivo, la niña expresó un sentimiento natural”, narró.

Después, la mamá pidió la cancelación de las convivencias argumentando que los niños no querían pasar; sin embargo en los informes señalan que durante la visita los niños esbozaron una sonrisa.

Miguel Ángel asegura que al vivir la alienación parental sus hijos han presentado enfermedades como enurésis y gastritis nerviosa, por el miedo, la culpa y la incertidumbre de estar en medio del pleito.

La meta de Miguel Ángel, quien después de vivir su experiencia ahora preside la asociación Más Infancia Feliz, donde tratan el temas de alienación parental, es lograr la custodia compartida: “que mis dos hijos puedan convivir con papa y con mamá que a los niños independientemente que estén en una guardia y custodia. Los niños necesitan a su papa y mamá”.