La historia de Hachiko conmueve a todo el que la conoce, pues se trata de un perro japonés de raza akita, que ganó fama por serle fiel a su duelo hasta después de la muerte.
Este canino, que nació el 10 de noviembre de 1923 en una granja cercana a la ciudad japonesa Odate, esperaba todos los días a su amo Eisaburo Ueno en la estación de tren Shibuya y juntos regresaban a su casa.
Tras la muerte de su amo Hachiko volvía todos los días a la estación para esperar a su dueño, y así pasó los 10 años siguientes.
El cariño y lealtad del canino con su dueño le valió el afecto de los japoneses quienes le construyeron una estatua en el centro de Tokio y llevaron a la pantalla grande su historia.
Redacción El Heraldo de México