Sea por inclinación ideológica, por ignorancia o por designio en el marco de recortes al gobierno federal, el régimen del presidente Donald Trump y sus aliados, parece determinado a atacar tanto a quienes no estén de acuerdo con él como a grupos y centros más o menos independientes de análisis.
En medio de una campaña para demoler el Departamento de Educación federal, el gobierno Trump se lanzó también contra el Instituto Smithsoniano –que administra algunos de los museos más importantes del mundo–, el Kennedy Center –una institución cultural equivalente en general al Instituto Nacional de Bellas Artes de México–, y en la última semana redujo al mínimo al histórico Centro Internacional Woodrow Wilson para Académicos, más conocido como el Wilson Center, creado en 1968 como "un instituto independiente que estudia asuntos nacionales e internacionales".
De acuerdo con su declaración de principios, el centro tenía la meta de establecer y mantener "un foro animado y neutral para el diálogo libre e informado". Pero ya no. De acuerdo con un mensaje distribuido el lunes, "el Centro Wilson está cumpliendo con una Orden Ejecutiva del 14 de marzo que reduce al mínimo sus funciones estatutarias".
Además, se mencionó que "en consecuencia, ya no continuaremos con la programación y las actividades planificadas del Centro Wilson. Este centro mantendrá algunas becas para continuar con nuestro mandato estatutario de producir análisis basados en investigaciones para fundamentar y respaldar las políticas públicas".
Hasta ahora, el Centro Wilson había sido uno de los más importantes centros de análisis en Washington, con una variedad de institutos y programas dedicados a países en particular, como México y Brasil, a regiones en general, como África, o temas como Calentamiento Global, libre comercio o refugiados.
De hecho, de acuerdo con al menos un reporte, las decenas de especialistas, incluso varios diplomáticos en retiro, vinculados al centro quedarán fuera, solo habrá un director, dos empleados federales y dos académicos.
Creado como un homenaje al presidente Woodrow Wilson, padre de la Sociedad de las Naciones (precedente para la Organización de Naciones Unidas), el Centro ocupa aún varios pisos en un amplio edificio en el complejo que lleva el nombre de Ronald Reagan, en el centro de la capital estadounidense.
El presupuesto del centro era o se supone que sea cubierto por el gobierno, en una tercera parte, y el resto por organismos privados.
La decisión priva, de hecho, a especialistas y diplomáticos, estadounidenses y extranjeros, de uno que había sido tal vez el foro más importante en la capital estadounidense no solo para el intercambio de ideas y contactos, sino también de discusión y debates extraoficiales, y uno que más de una vez sirvió para enviar mensajes a ser examinados en círculos de poder. Es en todo caso un nuevo mensaje del fin de una era.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE
MAAZ