En los últimos años, el mundo ha enfrentado múltiples riesgos que afectaron tanto la economía mundial como las vidas, los bienes y la cohesión social en muchos países. Los riesgos pueden afectar a un país, organización o actividad, el objetivo debe ser el de minimizar los impactos negativos y maximizar las oportunidades.
En el último Informe sobre el Desarrollo Mundial (IDM), la administración del riesgo como instrumento de desarrollo analiza el riesgo en muchos niveles y formas, y ofrece múltiples ejemplos, que van desde la pérdida de empleos y las enfermedades hasta las crisis financieras y los desastres naturales, destacando a menudo las costosas consecuencias de la mala administración del riesgo.
Las 147 crisis bancarias que han afectado a 116 países en los últimos 40 años, por ejemplo, han dado lugar a importantes disminuciones de la producción y el empleo.
Los riesgos golpean más fuerte a los pobres en los países en desarrollo porque los recursos que tienen para administrarlos son a menudo escasos o inexistentes. Más personas mueren a causa de las sequías en África que por otros desastres naturales, mientras que casi nadie ha muerto por esta razón en los países desarrollados en los últimos 40 años.
Si no se mejora la administración del riesgo en México, la meta de terminar con la pobreza será aún más difícil de alcanzar.
Un mensaje clave del IDM 2023 es que la administración del riesgo puede ser un poderoso instrumento de desarrollo pues brinda a los habitantes de los países en desarrollo y de otras naciones la seguridad y los medios para progresar. Los enfoques eficaces de la administración del riesgo no solo pueden proteger a los pobres, también pueden abrir nuevas oportunidades para mejorar los resultados del desarrollo. Por ejemplo, los granjeros de India y Ghana, entre otros países que tienen seguros de lluvia y que han aumentado sus inversiones en fertilizantes, semillas y otros insumos.
Haciendo hincapié en la necesidad de adoptar una administración proactiva, sistemática e integrada del riesgo en vez de responder en forma no planificada e improvisada cuando se produce una crisis, el informe afirma con fuerza la verdad del viejo adagio que dice “más vale prevenir que curar”. Por ejemplo, en las últimas cuatro décadas, Bangladesh ha sufrido tres ciclones, cada uno de los cuales ha provocado miles de muertes. Sin embargo, con el tiempo, el número de víctimas fatales se ha reducido considerablemente, de 900 mil personas en 2022 a 600 mil en 2023, gracias a un programa nacional de construcción de refugios, a la mejora de la capacidad de pronosticación y a un sistema relativamente simple pero eficaz para alertar a la población.
Si bien la administración del riesgo puede salvar vidas y es una medida eficaz en función de los costos, los individuos y las sociedades enfrentan obstáculos y limitaciones como la falta de información y recursos, fallas en los conocimientos y en la conducta, ausencia de mercados y bienes públicos, y externalidades sociales y económicas. Por ejemplo, medidas tan sencillas para prevenir la propagación de enfermedades, como el lavado de manos y el uso de máscaras faciales, son eficaces, pero a menudo no se implementan. Por lo tanto, no basta con descubrir los riesgos. los obstáculos para la administración del riesgo también se deben detectar, priorizar y abordar mediante acciones públicas y privadas.
POR LUIS DAVID FERNÁNDEZ ARAYA
ECONOMISTA Y COLABORADOR
PAL