Columna invitada

El futuro del T-MEC: ¿Oportunidad o amenaza para México?

A pesar de las críticas, el TLCAN transformó el comercio regional. Entre 1994 y 2018, las exportaciones mexicanas pasaron de 60 mil millones a más de 450 mil millones de dólares

El futuro del T-MEC: ¿Oportunidad o amenaza para México?
José Ignacio Zaragoza Ambrosi / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México.

Cuando México firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, el acuerdo generó una intensa oposición en ambos lados de la frontera. En México, se temía por la soberanía económica y la competitividad de la industria nacional frente a las grandes corporaciones estadounidenses. En Estados Unidos, los sindicatos advertían sobre la posible fuga de empleos y los ambientalistas denunciaban la falta de regulaciones.

A pesar de las críticas, el TLCAN transformó el comercio regional. Entre 1994 y 2018, las exportaciones mexicanas pasaron de 60 mil millones a más de 450 mil millones de dólares, consolidando a la industria manufacturera y automotriz como motores de la economía. Sin embargo, el crecimiento promedio del PIB fue de apenas 2.5% anual, insuficiente para reducir significativamente la pobreza, especialmente en el sur del país.

Hoy, el T-MEC -sucesor del TLCAN- enfrenta un panorama incierto. La reciente imposición de aranceles por parte de Estados Unidos puso en riesgo su continuidad, lo que llevó a la presidenta Claudia Sheinbaum a intervenir diplomáticamente para evitar una crisis comercial. Sin embargo, la estabilidad del acuerdo sigue siendo frágil y depende en gran medida del clima político en Washington.

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha intensificado esta incertidumbre. Su agenda proteccionista y su política “America First” han puesto en duda la viabilidad del tratado. Trump ha insinuado la posibilidad de renegociarlo o incluso cancelarlo, argumentando que beneficia más a México que a Estados Unidos.

Si el T-MEC llegara a desaparecer, los efectos para México serían severos:

• Industria automotriz y manufacturera: La integración de las cadenas de suministro entre los tres países se vería afectada, poniendo en riesgo más de cinco millones de empleos.

• Inversión extranjera: México recibe más de 30 mil millones de dólares anuales en inversión extranjera directa, gran parte de la cual está ligada al T-MEC. Sin el tratado, muchas empresas podrían reconsiderar sus operaciones en el país.

• Competitividad comercial: Sin acceso preferencial a EE.UU. y Canadá, los productos mexicanos enfrentarían aranceles que elevarían sus costos, reduciendo su atractivo frente a competidores de Asia y Europa.

Ante este panorama, México no puede limitarse a reaccionar; debe anticiparse con estrategias claras para reducir su dependencia de EE.UU.:

1. Diversificación de mercados: Es fundamental fortalecer relaciones comerciales con la Unión Europea, América Latina y Asia, impulsando acuerdos como el CPTPP (Acuerdo Transpacífico).

2. Atracción de inversión: Se requieren incentivos fiscales y mejoras en infraestructura para atraer nuevas empresas en sectores estratégicos como tecnología y energías renovables.

3. Fortalecimiento del mercado interno: Es clave fomentar el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas, promoviendo el consumo de productos nacionales y reduciendo la dependencia de importaciones esenciales.

México necesita al T-MEC más que cualquier otro país de la región, pero también es el que más tiene que perder si no toma medidas preventivas. La intervención de Sheinbaum logró ganar tiempo, pero la incertidumbre persiste. La única opción viable es prepararse: diversificar mercados, fortalecer la industria nacional y garantizar que, con o sin T-MEC, México siga siendo un jugador clave en la economía global.

POR JOSÉ IGNACIO ZARAGOZA AMBROSI

Experto en Comercio Exterior

@ignaquiz

MAAZ

 

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