El 11 de marzo se cumplió el quinto aniversario de la declaratoria de pandemia global por Covid-19 que paralizó al mundo. 769 millones de casos de coronavirus a nivel mundial entre 2020 y 2023 y más de 22 millones de personas fallecidas fue el saldo de la mayor amenaza sanitario en un siglo.
En México la pandemia presentó seis oleadas y cobró la vida de 800 mil personas, convirtiéndonos en uno de los países con más muertes por Covid-19 y el de mayor numero de personal médico fallecido. Con sólo el 1.6% de la población mundial, México registró el 4.4% de todas las muertes en exceso del mundo.
Después de la tragedia humana, económica y social, la pregunta es si aprendimos las lecciones y estamos mejor preparados para la siguiente pandemia. El Informe de la Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia de COVID-19 presentó la radiografía de la respuesta que dio el gobierno mexicano.
El estudio presenta tres claves para comprender el fracaso de nuestro país: la permanente subestimación de la gravedad del virus, la centralización y personalización de las decisiones, y la política de austeridad. Es cierto, como se señala, que había serios problemas de infraestructura debido a una falta de inversión crónica, así como alta prevalencia de enfermedades en la población.
Pero el hecho que explica los resultados tan graves y trágicos fue el defectuoso manejo de la crisis, “pues casi 4 de cada 10 muertes en exceso durante la pandemia sucedieron por fallas en la gestión gubernamental”.
Una lección relevante en México y el mundo es que mezclar ideología, prejuicios y ciencia cuesta vidas. Los negacionistas, desde Trump hasta López Obrador, perdieron tiempo y recursos que habrían sido empleados en el oportuno diagnóstico y atención de las personas contagiadas, así como en la protección del personal médico que arriesgó su propia vida para atenderlas.
Baste recordar que Estados Unidos, igual que en México, se negó en un principio el acceso a vacunas a parte del personal sanitario. En EU se discriminó al cuerpo de enfermeros y enfermeras, integrado en gran número por inmigrantes. En México, las vacunas se asignaron en primera instancia a los médicos del sector público, marginando expresamente a quienes laboraban en el sector privado.
Difícil pensar en mayor sesgo y mezquindad. El aniversario de la pandemia debe ser ocasión para revisar los hechos y, sobre todo, corregir los errores. El informe de los expertos independientes contiene recomendaciones puntuales para la mejor gobernanza, gestión, evaluación y comunicación; aumentar la inversión pública en el sector salud, así como en la investigación e innovación biotecnológicas; fortalecer la respuesta institucional a través del Consejo de Salubridad General y el Consejo Nacional de Salud, entre otras.
El objetivo es estar preparados para la siguiente pandemia, porque no sabemos cuándo, pero es un hecho que llegará.
POR VERÓNICA ORTIZ
COLABORADORA
@veronicaortizo
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