UNA CHAIRA EN EL HERALDO

Días de furia

Muchas violencias reescritas hasta el cansancio y perpetuadas por los siglos de los siglos

OPINIÓN

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Fernanda Tapia / Una Chaira en El Heraldo / Opinión El Heraldo de México
Fernanda Tapia / Una Chaira en El Heraldo / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

En medio de fosas, campos de adiestramiento y exterminio, hoy les hablaré de asuntos violentamente festivos, poco explicables y menos aún sostenibles. El pasado 8 de marzo me topé con un documental que hablaba del descubrimiento de uno de los esqueletos humanos más antiguos del continente. Femenino de 16 años, desnutrida, con señales de haber parido.

Pero lo más inquietante eran una fractura en la costilla y fracturas constantes en el antebrazo izquierdo, por lo que se deduce que esta menor de edad sufrió abuso físico hace 13,000 años!!! Y por supuesto, la pequeña seguramente no tuvo la oportunidad de pintar consignas rupestres en alguna cueva (hoy cenote) al sur de nuestro país. En otras violencias, el “carnaval” debió ser enterrado el martes previo al miércoles de ceniza.

Al menos eso marca la tradición. Sin embargo, la CDMX es una ciudad carnavalera y lo celebramos cuando y como se nos antoja. La tradición de la “muñequita”, es literalmente una alerta Amber de la época del Virreinato. En ésta, los Huehuenches, que son personajes ancianos afrancesados y vestidos con sus mejores galas, máscara de cera y barba tejida de cola de caballo… llegan a las puertas de las casas donde abren una pequeña caja en la que se guarda una muñeca, preferentemente de porcelana.

Los versos que hablan de cómo se extravió la hija de una pareja de acaudalados españoles y ahora se encuentran buscándola de puerta en puerta. Otra de las tradiciones es la del Ahorcado. En ella, los actores de las comparsas representan a una pareja de recién casados, pero la chica es robada por el malo de la historia, quien viste como “Zorro enmascarado” de las películas. El malandrín finalmente es detenido y llevado a juicio por el sheriff del lugar, bendecido por un religioso y finalmente colgado de una estructura metálica. Va descendiendo gracias a un arnés con un mecate grueso de tendedero y un gancho para ensartar reses.

El sheriff tiembla ante el peso del “ahorcado” y el gancho para res, salta peligrosamente cerca de la nuca del muchacho. Cuando el mal es “ejecutado”, la banda suena a todo volumen y todas las parejas bailan alegremente. Ni se diga la felicidad colectiva cuando pasa el cuerpo del ahorcado, acompañado de una parca bailarina.

Me preguntaba si era correcto bailar ante la muerte (real o ficticia) de otro ser humano?! Por último, en el carnaval del barrio de los Reyes, en el Peñón de los Baños, donde el uso de mosquetones es una práctica común, este año casi pierdo el tímpano derecho. Llamó mi atención el cómo algunos pequeñitos de entre 3 y 7 años de edad, ya cargaban armas muy parecidas a las de los adultos.

Pero lo que me dejó perpleja, fue ver a una niña en brazos de su madre, vestida elegantemente con una pistolota de plástico en la mano. Muchas violencias reescritas hasta el cansancio y perpetuadas por los siglos de los siglos. Cuándo y cómo cambiaremos este discurso milenario?

POR FERNANDA TAPIA

DENUNCIAS@FERNANDATAPIA.COM    

@TAPIAFERNANDA

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