Llegó el momento de pagar facturas. Enrique Alfaro, el pendenciero exgobernador de Jalisco, se quedó solo y estamos a poco tiempo de que Movimiento Ciudadano marque distancia con él, porque toda la responsabilidad sobre la operación del Rancho Izaguirre, mejor conocido como el “Rancho del Exterminio”, recae sobre su gobierno.
Hizo poco o, mejor dicho, nada para atender un caso que estaba debidamente documentado y denunciado, a pesar de que, durante su administración, el fenómeno de las personas desaparecidas siguió en aumento.
Los números no mienten. Jalisco encabeza la lista de los estados con más casos reportados de personas desaparecidas, con 15 mil 015. En todo México, hasta este jueves al mediodía, había 124 mil 065 desaparecidos, de acuerdo con cifras oficiales.
Los datos ponen los pelos de punta, pero estremecen aún más las imágenes captadas en el predio de Teuchitlán, donde fueron torturadas y asesinadas centenares de personas.
El gobierno de Alfaro sabía de este lugar y de otros donde fueron ejecutadas más de mil 500 personas, pero ni él ni las autoridades federales profundizaron en las investigaciones.
Hoy, todos han vuelto la mirada hacia él. Dejó su gobierno muy campante, con una herencia maldita, razón por la que el gobernador en turno, su compañero de partido, pero no de grupo, Pablo Lemus, tiene que responder por todo.
El hecho ha generado molestia dentro del partido naranja. Algunos diputados y senadores, como Clemente Castañeda, le han pedido públicamente que dé la cara.
Otros, como su dirigente nacional, Jorge Álvarez Máynez, se han deslindado de él en privado, al igual que Dante Delgado, con quien Alfaro construyó una pésima relación.
Tan complicado es el panorama que algunos de sus excompañeros de mil batallas lo dejarán solo y ya lo ven como el Silvano Aureoles del movimiento naranja. Y, más pronto que tarde, tendrá que haber un deslinde público, pero, sobre todo, tendrá que rendir cuentas, porque el lobo de la justicia ya le ha olfateado el rastro.
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MIENTRAS LOS DIPUTADOS LOCALES intentaban ponerse de acuerdo -es un decir, porque había posturas irreconciliables- Clara Brugada dio un manotazo: anunció que enviará una iniciativa para prohibir las corridas de toros en la que dan muerte a los astados.
Como lo anticipó la presidenta Sheinbaum, propone la jefa de Gobierno crear la figura del “espectáculo taurino libre de violencia”, que posibilitará la continuación de las actividades en la Plaza de Toros bajo nuevas reglas.
Se prohibirá la muerte del toro dentro y fuera de la plaza. Y, una vez concluido el espectáculo, deberá ser devuelto a su ganadería.
Queda prohibido, en consecuencia, la utilización de objetos punzantes que provoquen heridas, lastimaduras o la muerte del toro, como banderillas, espadas, lanzas, entre otros. Sólo se autoriza el uso del capote y la muleta.
El planteamiento es claro y no habrá marcha atrás. Sin embargo, diputados como Pedro Haces, ganaderos y empresarios de la fiesta brava anunciaron que interpondrán amparos una vez que la nueva ley sea aprobada.
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ANDRÉS MANUEL LÓPEZ BELTRÁN y el senador Alejandro Esquer son los únicos dos personajes de la foto del “descuido” en el Zócalo que no se han disculpado públicamente con la presidenta Sheinbaum.
La mandataria restó importancia al “incidente”, pero si nos remitimos a los clásicos de la política, la forma es fondo.
Los dos personajes en cuestión son los más cercanos al expresidente AMLO. Uno porque es su hijo y el otro porque fue, es, ha sido y será uno de sus más cercanos colaboradores. Un dato duro nada más: fue el único político que acudió a Palenque, a la celebración del pasado cumpleaños del ex mandatario.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “La violencia es un animal incontrolable que suele terminar atacando a su propio amo”.
POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
ALFREDO.GONZALEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM
@ALFREDOLEZ
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