Desde Afuera

Trump y la desconfianza

La situación es particularmente complicada para canadienses y mexicanos, por razones de proximidad y de un enorme comercio regional

Trump y la desconfianza
José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Quizá el primer gran logro de la presidencia de Donald Trump ha sido crear fracturas en los compromisos internacionales hechos por Estados Unidos. El distanciamiento del otrora "país indispensable" respecto a los que fueron sus aliados es cada vez más evidente, en especial en lo referente a sus socios en América del Norte y sus aliados en Europa.

Los costos –que los habrá– aún no son visibles, pero son políticos y económicos, pues al subrayar el poderío estadounidense, pero actuar con volubilidad, Trump promovió también la desconfianza en la firmeza de sus alianzas y desconfianza en su liderazgo. Y eso, de entrada, puede tener un impacto negativo en al menos en su influencia y un capítulo de exportaciones: el referido a los fabricantes de armas estadounidenses.

Después de todo, comentó el diario británico The Financial Times, ahora los europeos no solo se preocupan de la amenaza que para ellos representa la Rusia de Vladimir Putin, sino de su actual dependencia de los armamentos estadounidenses. "Si ven cómo Trump trata a el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, deberían estar preocupados" porque en términos reales lo abandona por razones egoístas, dijo al diario Mikael Grev, expiloto del avión sueco de combate Gripen y ahora director ejecutivo de Avioniq, una empresa sueca de Inteligencia Artificial para defensa. "Los estados nórdicos y bálticos deben pensar: ¿hará lo mismo con nosotros?".

Esa preocupación no es única, al grado que bien podría consignarse  que los europeos buscan ya la forma de reducir su dependencia militar de Estados Unidos o incluso su alianza con ellos, como se dejó ver en la "cumbre" regional del jueves pasado. Es en alguna medida un sentimiento casi universal. Muchos países, incluso sus vecinos Canadá y México, buscan discreta o abiertamente alternativas comerciales y políticas, pero no es un proceso simple ni mucho menos y puede tardar años.

La situación es particularmente complicada para canadienses y mexicanos, por razones de proximidad y de un enorme comercio regional. Pero es evidente que, mientras tratan de mantener lo que quede todavía del Acuerdo comercial México-Estados Unidos-Canada (T-MEC) y sus garantías de acceso privilegiado al mercado estadounidense, deben también encontrar otras salidas.
La reacción de Canadá ante lo que consideran como insultos y aun traición de Trump, no de todos los estadounidenses, se ha transformado en una tormenta nacionalista que en su cólera subraya también la interdependencia alcanzada por los países de Norteamérica: la economía canadiense depende de la estadounidense, pero el bienestar de millones de estadounidenses dependen de Canadá.

Y lo mismo puede decirse de México, que por razones propias derivadas incluso de una creciente integración social, eligió un camino más conciliador, pero igualmente enraizado en visiones nacionalistas. A fin de cuentas, todo puede quedar en una tormenta temporal, pero sus efectos pueden durar un largo tiempo.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS   

COLABORADOR    

JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM                                                 

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