Canadá es el tercer socio en discordia junto con México y Estados Unidos en la crisis arancelaria que vive América del Norte, que, por cierto, fue pospuesta un mes, pero desde que Donald Trump comenzó a amenazar con aranceles los canadienses dejaron ver su mezquindad para protegerse.
No es de gratis que los primeros ministros de Alberta y Ontario, ante las amenazas a los intereses económicos de Canadá, se apresurasen a señalar que México debía ser excluido del tratado comercial trilateral conocido como T-MEC y propusieron negociaciones bilaterales con Estados Unidos.
Con el T-MEC, antes TLCAN, al menos 214 empresas canadienses se dedican a la minería en México, en la que han invertido más de 8 mil 933 millones de dólares para instalar sus operaciones de extracción de oro, plata, zinc y otros metales, según la Secretaría de Economía. Las empresas de minerales metálicos y no metálicos operan en Zacatecas, Guerrero, Durango, Sonora y Chiapas.
La mineras canadienses poseen 60% del oro mexicano. Pero ante las bravatas de Trump, se le olvida a Canadá el alto beneficio económico que consiguen con la explotación minera en México y prefieren echar por delante a su socio que buscar hacer una alianza para contrarrestar las ofensivas casi diarias del presidente de Estados Unidos.
No hay que olvidar que durante el primer mandato de Trump, el gobierno canadiense del primer ministro Justin Trudeau, quien es diametralmente opuesto a las posturas del presidente de EU, supo sortear las bravatas con diálogo y concesiones, pero está por dejar el poder ante la falta de apoyo popular, por eso su margen de maniobra está muy acotado.
Súmele que Trump y Trudeau no son los mejores amigos y en este segundo turno del magnate se ha ensañado con el canadiense, al grado de señalar que por él perdió el cargo. EU compra el 65 % del petróleo canadiense, grandes cantidades de electricidad y casi todo el gas natural, por eso el magnate quiere a Canadá como el estado 51.
Ante las amenazas arancelarias de Trump a las exportaciones de México y Canadá, a finales de noviembre pasado, Trudeau salió disparado a Mar-a-Lago, Florida, para negociar de manera unilateral con el entonces presidente electo. Por supuesto, pasó por alto que dos semanas antes había propuesto ir en alianza con México para dialogar con el mandatario entrante de EU.
Ahora en enero volvieron a insistir en que había que trabajar en equipo contra el presidente Trump. Sin embargo, en cuanto el magnate oficializó la imposición de 25% de aranceles a México y Canadá volvieron a negociar por separado.
Canadá se comprometió a declarar a los cárteles del narcotráfico (10 en México) como terroristas, proponer un zar del fentanilo y reforzar su lucha migratoria, todo para salvaguardar su economía y no es que esté mal, pero las alianzas que propone solo son palabras.
El gobierno canadiense también propuso que la Unión Europea, Reino Unido y México debían unirse para enfrentar las amenazas de Trump, pero tampoco sucedió. No solo eso, Canadá sí organizó este fin de semana una cumbre económica, pero sólo invitó a Estados Unidos.
Canadá apuesta al sálvese quien pueda y como pueda.
POR ISRAEL LÓPEZ GUTIÉRREZ
COLABORADOR
@PAPADEPONCHO
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