No habían pasado ni 48 horas desde que el presidente Donald Trump anunciara la imposición de aranceles de 25 por ciento a México, cuando la presidenta de nuestro país, Claudia Sheinbaum, compartió a través de sus redes sociales un mensaje claro, firme y contundente:
“Sostuvimos una buena conversación con el presidente Trump, siempre con respeto a nuestra relación y a la soberanía de México”. En el mismo tweet detalló los acuerdos alcanzados con Trump:
México reforzará la frontera norte con 10 mil elementos de la Guardia Nacional, de manera inmediata, para frenar el tráfico de drogas hacia Estados Unidos, en especial el fentanilo.
Estados Unidos se compromete a trabajar para evitar el tráfico de armas de alto poder hacia México.
Ambas naciones comenzarán a trabajar de inmediato en dos áreas cruciales: seguridad y comercio.
Los aranceles se ponen en pausa por un mes, a partir de ahora.
Lo que vimos fue una respuesta rápida, precisa y efectiva por parte de la presidenta de México, que no solo mostró su capacidad de negociación, sino también su convicción de defender lo que siempre ha sido claro en su discurso: la dignidad migrante y la soberanía nacional. En pocas horas, Claudia Sheinbaum logró lo que muchos creían imposible: puso freno a los aranceles, le dio la vuelta a la situación con una táctica política impecable y, sobre todo, dejó claro que nadie pasa por encima de México, ni siquiera el presidente del país más poderoso del mundo.
El pueblo mexicano, como siempre, no tardó en responder. El apoyo a la presidenta explotó en redes sociales. Hace poco, esos mismos ciudadanos que gritaban “México Pueblo Unido” ahora coreaban con entusiasmo: “¡Tenemos mucha Presidenta!”
En su conferencia matutina, este lunes, a pesar de ser feriado, la Presidenta llegó con una sonrisa, reconociendo con humildad que lo logrado no fue un esfuerzo individual, sino un trabajo colectivo, en el que su gabinete, el Gobierno de México, respondió con eficacia y unidad ante una necesidad urgente del pueblo. Dijo: “Yo soy su presidenta” y, con esa sencillez que la caracteriza, afirmó: “Amor con amor se paga”.
Lo que quedó claro, una vez más, es que el gobierno de la Cuarta Transformación no se dobla ante las presiones externas. La oposición, que esperaba un fracaso de la negociación para poder sacar provecho político, se quedó con las manos vacías. Intentaron pescar en río revuelto, pero al final su postura quedó en evidencia: su ambición política por encima del bienestar de México. Hoy, se vieron superados por la firmeza de un gobierno que, con dignidad, pone a México primero.
POR CAMILA MARTÍNEZ GUTIÉRREZ
Secretaria de Comunicación, Difusión y Propaganda de Morena
@SoyCamMartinez
MAAZ