COLUMNA INVITADA

Deepseek, el Sputnik del siglo XXI

Las naciones desarrolladas cada vez requerirán menos mano de obra poco calificada, y en ese escenario, la mayoría de los migrantes salen sobrando

OPINIÓN

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Oliver Galindo Ávila / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México
Oliver Galindo Ávila / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En octubre de 1957, la Unión Soviética maravilló y aterrorizó a sus rivales de Occidente al lanzar al espacio el primer satélite que logró orbitar la Tierra durante varias semanas. Los estadounidenses podían escuchar en sus radios caseros la señal que emitía aquella esfera metálica llamada “Sputnik” cada vez que atravesaba impunemente su territorio, a cientos de kilómetros de altura.

La amenaza era evidente: los soviéticos poseían tecnología superior, y solo era cuestión de tiempo para que esos cohetes fueran capaces de transportar bombas o satélites espía. Este suceso provocó que los estadounidenses establecieran la conquista del espacio como su mayor prioridad, dando inicio a la “Carrera Espacial”, una lucha entre las naciones más poderosas del planeta por la supremacía tecnológica.

Algo muy similar ocurrió el pasado 20 de enero. En un acto cargado de simbolismo, el mismo día en que Donald Trump asumía la presidencia, la empresa china “Deepseek” lanzó a nivel mundial su programa “DeepSeek-R1”, un modelo de inteligencia artificial (IA) que compite directamente con “Chat GPT 4o” y que, al parecer, es mucho más eficiente y económico.

La necesidad es la madre de la innovación. Al enfrentar el bloqueo estadounidense al acceso de los chips más avanzados, supuestamente indispensables para el desarrollo de la IA, los chinos desarrollaron soluciones que permitieron que sus programas funcionaran en hardware de menor capacidad. El resultado: “DeepSeek-R1” no solo rivaliza con los modelos estadounidenses, sino que también es significativamente más eficiente y asequible.

Al igual que los soviéticos en 1957, los chinos lograron sorprender a los estadounidenses, quienes creían tener varios años de ventaja en el desarrollo de la IA. “DeepSeek-R1” se puso a disposición del público bajo una licencia “open source”, permitiendo que cualquier persona lo utilice de manera gratuita y sea testigo de lo que el Dragón Asiático ha conseguido.

El suceso sacudió las bolsas de valores, provocando un descenso sustancial en las cotizaciones de las principales empresas tecnológicas de Estados Unidos, como Meta (Facebook), Amazon y Alphabet (Google). Las cuantiosas inversiones realizadas en el desarrollo de IAs podrían volverse inútiles si los chinos continúan compartiendo gratuitamente un modelo que, en términos prácticos, es superior.

La buena noticia es que este avance promoverá una mayor democratización en el uso de la IA; la mala, es que este suceso obliga a los estadounidenses a tomar decisiones precipitadas para recuperar la delantera. La humanidad está jugando con fuego: a diferencia de 1957, la carrera actual no se trata de explorar el espacio, sino de desarrollar una entidad que nos supera, cuyas capacidades e intenciones aún no somos capaces de comprender.

Post scriptum. Poco se ha hablado del fenómeno de las deportaciones y su relación con la IA. Solo quiero dejar esta reflexión: a mayor desarrollo de la IA, menos empleos; y si hay menos empleos, se necesita menos gente. No debería sorprendernos que las deportaciones continúen y que la política migratoria permanezca cerrada. Las naciones desarrolladas cada vez requerirán menos mano de obra poco calificada, y en ese escenario, la mayoría de los migrantes salen sobrando.

POR OLIVER GALINDO ÁVILA

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