Setenta por ciento de los humedales del mundo han desaparecido en el último siglo. Las razones físicas de su destrucción son el relleno de canales y pantanos para construir vivienda y otras instalaciones, la tala para hacer carbón, los incendios provocados, entre otros. Pero la causa no visible de por qué han ido desapareciendo, es el prejuicio que nació alrededor del siglo XIV con la teoría de los miasmas. Ahí se decía que la enfermedad se origina de los vapores o emanaciones de los cuerpos y lugares, y, una evidencia de esas emanaciones, decían, eran los olores.
Los humedales, por su capacidad de procesar la materia orgánica y convertirla en nutrientes, tienen olores intensos y, por eso, se les consideró sitios despreciables y dio razón para iniciar su destrucción que persiste hasta hoy.
Estos ecosistemas funcionan como reguladores del clima, reducen inundaciones y son soporte del 40% de las pesquerías del mundo por ser refugio y sitio reproductivo de alimentación y de crianza de una gran cantidad de organismos.
Hay humedales costeros que ayudan a filtrar y depurar materiales y compuestos que fluyen desde la tierra hacia el mar y son importantísimas barreras protectoras ante huracanes y tormentas. También hay humedales continentales, es decir, tierra adentro, y cumplen las mismas funciones que en las zonas costera.
En México existen 144 sitios que están reconocidos internacionalmente como lugares de gran importancia para la conservación de la biodiversidad y para el sustento de la vida humana.
Cada 2 de febrero, México y el mundo conmemoran el Día Internacional de los Humedales, para hacer evidente el valor de estos ecosistemas. Este año, Naciones Unidas lo celebra con el lema “Proteger los humedales para nuestro futuro común" y nuestro país se ha sumado, priorizando a los humedales y de manera particular a los manglares como sitios fundamentales de conservar y para restaurar.
México ocupa el cuarto lugar en superficie de manglares (905 mil 086 hectáreas), después de Indonesia, Australia y Brasil. Hoy, como parte de su Programa Nacional de Restauración Ambiental que encabeza la SEMARNAT, se ha sumado a la alianza mundial por los manglares, comprometiéndose a restaurar 50% de los ecosistemas de manglar deteriorados para el año 2030 y preservarlos.
Si estos ecosistemas se hubiesen conservado, podrían haberse evitado o al menos disminuido drásticamente, muchos de los desastres como los ocurridos en Acapulco en años anteriores.
El mensaje es contundente: sin ecosistemas sanos no hay futuro, no hay alimento, no hay aire limpio, no hay protección ante fenómenos meteorológicos extremos.
POR MARINA ROBLES GARCÍA
SUBSECRETARIA DE POLÍTICA AMBIENTAL Y RECURSOS NATURALES, DE LA SECRETARÍA DE MEDIO AMBIENTE Y RECURSOS NATURALES DEL GOBIERNO DE MÉXICO
@MROBLESG
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