POLÍTICA Y DIPLOMACIA SOSTENIBLE

La guerra comercial más estúpida

En algún tiempo Trump clamará victoria, y eliminará los aranceles. Pero debemos estar preparados para que no sea así durante un largo periodo

OPINIÓN

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Miguel Ruiz Cabañas / Política y Diplomacia Sostenible / Opinión El Heraldo de México
Miguel Ruiz Cabañas / Política y Diplomacia Sostenible / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El Consejo Editorial del Wall Street Journal calificó como “la guerra comercial más estúpida” (The Dumbest War) la decisión de Donald Trump de imponer aranceles de 25 por ciento a las importaciones de sus vecinos y socios, Canadá y México. No se trata de una opinión más. El diario neoyorkino es el más destacado defensor de los intereses de las empresas y del mundo de los negocios estadounidenses. Sus opiniones pesan.

Vale la pena reproducir aquí lo dicho por el Wall Street Journal, que refuerza las opiniones de sus economistas más destacados: “Trump suena como si Estados Unidos no debería importar nada en absoluto, que América puede ser una economía perfectamente cerrada, produciendo todo en casa. Eso se llama autarquía, y no es el mundo en que vivimos, ni uno en el que queramos vivir, como Trump pronto puede descubrir. Se supone que nada de esto debería ocurrir bajo las reglas del TMEC, negociado y firmado (por Trump) en su primer mandato. La voluntad de Estados Unidos de ignorar sus obligaciones conforme a tratados, incluso con naciones amigas, no atraerá a otros países a negociar acuerdos con Estados Unidos. Quizá Trump clamará victoria y dará marcha atrás si obtiene algunas concesiones simbólicas. Pero si una guerra comercial en América del Norte continúa, calificará como una de las más estúpidas de la historia.”

El juicio lapidario del Wall Street Journal le dolió al presidente estadounidense. Reaccionó acusándolo de “globalista”. Insistió que su decisión inducirá a las empresas a relocalizar sus operaciones en Estados Unidos. Pero también aceptó, por primera vez, que “podría causar algún dolor”, aunque al final, según él, el beneficio será mayor. En efecto, será el pueblo estadounidense y sus empresas quienes tengan que pagar los costos de su decisión. Se perderán miles de empleos en los tres países.

China y Rusia deben estar, en privado, frotándose las manos, al ver que Trump se lanza contra sus vecinos y aliados. Canadá y México son los únicos dos países miembros del Grupo de las 20 economías más desarrolladas (G-20), que aún tienen a Estados Unidos como su principal socio comercial. Para el resto del mundo, incluyendo a todas las naciones asiáticas y del pacífico, africanas, europeas y sudamericanas (con la excepción de Colombia), China es ahora su principal socio comercial.

Sin embargo, no se trata de una ocurrencia de último momento. Corresponde a la visión mercantilista y transaccional de Trump sobre la política y la economía internacionales, en donde no puede haber varios ganadores. Para él, en cualquier negociación, solamente puede haber un ganador y ese debe ser siempre él.

Hace treintaicinco años, en marzo de 1990, la revista Playboy publicó una entrevista al ahora presidente Trump. En ella, promovía la imposición de aranceles a países con los que Estados Unidos tenía déficits comerciales, por considerarlos una amenaza para su seguridad nacional. También mantenía que los aranceles protegerían a las empresas estadounidenses de la competencia extranjera, y forzaría a las empresas de otros países a establecerse en Estados Unidos.

Los argumentos proteccionistas de Trump son los mismos que sostuvieron en 1930, hace casi un siglo, los congresistas Reed Smoot y Willis Hawley, autores de la ley con la que Estados Unidos impuso aranceles al resto del mundo, desatando guerras comerciales, deprimiendo el comercio mundial, y profundizando una depresión económica global en la que no hubo ganadores. Todos perdieron. La gran depresión fue el caldo de cultivo en que florecieron los regímenes fascistas que llevaron a la Segunda Guerra Mundial.

Hay que reconocer que esta decisión, de no ser revertida en las próximas semanas o meses, debilitará nuestra economía. El 80 por ciento de nuestras exportaciones se dirigen a Estados Unidos, y significan más de un tercio de nuestro PIB. Los aranceles presionarán a un reajuste gradual de nuestra moneda que ayudará a mantener competitivas nuestras exportaciones. Pero hay que reforzar la unidad nacional con un replanteamiento amplio de la estrategia de desarrollo, que aliente la confianza de las empresas, nacionales y extranjeras, atraiga inversiones, y fortalezca el mercado interno.  

Por interés propio, pero también para contribuir a una América del Norte fuerte, segura y próspera, también hay que reforzar al máximo el control de personas en nuestra frontera sur que, debe reconocerse, ya ha disminuido en 78 por ciento en el último año. También tenemos que combatir a las organizaciones criminales. Son la principal amenaza para el Estado mexicano. La nueva estrategia integral de seguridad del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum ya apunta en esa dirección con algunos buenos resultados.  

Pero solos no tendremos éxito. La tragedia del fentanilo la creó la voracidad e irresponsabilidad criminal de empresas farmacéuticas estadounidenses. El narcotráfico, el crimen organizado, el lavado de dinero, y el tráfico ilícito de armas y de personas, son desafíos que hemos compartido durante décadas ambos países. No hay otro camino que la cooperación bilateral. Por más que Trump hoy no lo reconozca, su economía requiere migrantes para mantener a flote la agricultura, la construcción y muchos servicios.

Con serenidad y paciencia, cabeza fría, esta crisis se puede convertir en una oportunidad para buscar nuevos acuerdos comerciales, migratorios y de seguridad con Estados Unidos y Canadá, en beneficio de todos. Quizá, como afirma el Wall Street Journal, en algún tiempo Trump clamará victoria, y eliminará los aranceles. Pero debemos estar preparados para que no sea así durante un largo periodo.

POR MIGUEL RUIZ CABAÑAS

DIPLOMÁTICO DE CARRERA Y PROFESOR EN EL TEC DE MONTERREY

@miguelrcabanas

miguel.ruizcabanas@tec.mx 

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