Después de un complejo proceso de aprobación, se publicó el 15 de septiembre. Entonces empezó la etapa de implementación, que, por su novedad y dimensiones está llena de retos y vicisitudes. La primera tarea fue la de integrar la lista de candidatas (os), a través de un proceso construido a marchas forzadas. A pesar de los esfuerzos, el resultado no quedó limpio de dudas e inconformidades. Sin embargo, todo hace presumir que, se contará con las listas de las y los candidatos federales. Esto dará pie a la siguiente etapa, que es la de las campañas electorales.
Los retos que se presentan son diversos, uno, de la mayor importancia para la legitimidad, es lograr que los perfiles sean conocidos. Tomando en cuenta, el número y diversidad de puestos y candidaturas, es un reto ingente. Por ello, que sea fundamental, el esfuerzo de las instituciones, particularmente de la electoral, para dar una amplia difusión de las personas candidatas.
Sin embargo, no es suficiente con saber sus nombres y trayectorias, sino que, más importante resulta, conocer sus ideas y su capacidad de juzgar, tarea que es, en nuestra opinión, una de las actividades humanas más difíciles de realizar.
Uno de los temas con mayor trascendencia al evaluar la capacidad de una persona que quiere ser juzgadora, es la de su conocimiento teórico y práctico en derechos humanos.
Desde la posguerra, ha ido quedando cada vez más claro que la esencia del derecho, y por lo tanto de su aplicación, consiste en hacer efectivos los derechos de las personas, de manera primordial sus derechos humanos.
De esta forma, lo que más nos debe importar saber sobre quienes van a estar en la boleta, es qué tanto conocen y son capaces de juzgar con esta perspectiva actual. De aquí que sería muy interesante que, con la ayuda de los medios de comunicación, se organicen debates, mesas redondas, encuestas, cuestionarios, que nos permitan saber la capacidad y el enfoque que tendrán las personas sobre este tema. Esto es mucho más valioso, que estar recibiendo videos, clips y mensajes sobre los detalles personales de quienes integrarán las listas.
Como el tema es muy amplio, y por lo tanto se tiene el riesgo de perderse en lugares comunes, han de elegirse tópicos concretos. Aquí mencionamos algunos.
Por ejemplo, es fundamental saber si quienes quieren ejercer esta función, entienden lo que es la dignidad humana, como fundamento de los derechos humanos, también que tanto conocen y pueden concretar los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. Esto en el plano más conceptual, y en la práctica, si son capaces de brindar protección a los derechos de las personas de los grupos vulnerables, y, a su vez, hacerlos compatibles con los del resto de la población. En este ámbito es fundamental, el conocimiento preciso de temas, como la perspectiva de género, el interés superior de la niñez, o la multiculturalidad.
Por ser un tema de alta relevancia después de la reforma del 2011 y de la interpretación que le ha dado la Corte a la obligación que tienen las resoluciones de los organismos internacionales en materia de derechos humanos, es fundamental que conozcan los alcances y límites de esta obligación, conforme al principio pro persona.
La aplicación de los derechos humanos es transversal y no se circunscribe a los jueces constitucionales, sino a cualquier instancia, incluidas las de materias especializadas o las del orden local.
El tema tiene, ámbitos de colisión de derechos, que requieren ponderación, y donde sería muy importante que las y los candidatos se expresaran, por ejemplo, sobre los que involucran el derecho a la vida y su relación con el derecho a la salud; los conflictos entre libertad de expresión y la privacidad, o los de seguridad pública frente al derecho al debido proceso.
Contar con un poder judicial a la altura de las necesidades de justicia en México, conlleva la participación de todas y todos, y en esta etapa de las campañas implica esforzarnos por subir el nivel y dotarlas de contenido, uno de los temas principales es el de los derechos humanos.
Por Ricardo J. Sepúlveda I.
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