Columna invitada

Pensiones y Estado de Bienestar en América Latina

América Latina debería construir pensiones universales no contributivas parecidas a la de México

Pensiones y Estado de Bienestar en América Latina
Martí Batres Guadarrama / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

En el libro "Los dilemas ante la construcción de un Estado de Bienestar", coordinado por Berenice P. Ramírez y Sergio Carpenter, se hace un análisis crítico de los procesos que han enfrentado países de América Latina como Ecuador, Argentina, México, Chile, Brasil, Colombia, El Salvador y otros al reconstruir y construir derechos sociales.

Uno de los temas más señalados por los variados autores se refiere a las pensiones. Se crítica el sistema de pensiones de El Salvador, donde predomina el esquema de pensiones contributivas laborales, en una economía con una reducida fuerza de trabajo formal.

El resultado es que una porción muy pequeña de las personas adultas mayores de 65 años o más recibe pensión de las instituciones de seguridad social, aproximadamente el 12 por ciento, del cual sólo la tercera parte son mujeres.

El resto, carece de pensión contributiva vinculada al trabajo formal. Y aunque esa baja cobertura indica la necesidad de desarrollar la pensión no contributiva, existe una, denominada Pensión Básica Universal, que sólo llega al 5 por ciento de adultos mayores de 65 años o más.

En el caso de México, en el libro se reconocen logros como el aumento al salario mínimo, la disminución de la subcontratación laboral, la expansión de la cobertura y monto de los programas sociales, así como la disminución de la pobreza después de un largo período.

Pero también se advierte que continúa el régimen de pensiones de capitalización individual y la necesidad de seguir atendiendo el tema de la pobreza extrema. De forma especial se analiza la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, la cual, se indica, no sólo beneficia significativamente a los deciles de ingresos más bajos, sino también a los medios y a quienes cuentan con pensiones de los regímenes contributivos.

México tal vez es el único país que ha consolidado una pensión no contributiva totalmente universal. Esta implica, entre otras virtudes, un reconocimiento al trabajo no asalariado de las mujeres en el hogar, la garantía de pensión para el trabajo informal, un complemento para quienes reciben bajísimas pensiones de los sistemas contributivos y un piso de protección social para quienes tienen empleos formales de manera intermitente e inclusión de sectores medios en riesgo de empobrecimiento.

Es una pensión segura, permanente, vitalicia, no condicionada y universal porque está plasmada como derecho en la Constitución. Por eso, fortalece la ciudadanía y las libertades, la cohesión social y la identidad nacional. Ante la existencia de grandes franjas estructurales de empleo informal, sin dejar de mejorar las pensiones contributivas, América Latina debería construir pensiones universales no contributivas parecidas a la de México.

POR MARTÍ BATRES GUADARRAMA

*Dirección General del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE)

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