MALOS MODOS

El fin del nepotismo en México

Es el inicio de una revolución que nos llevará en breve a otra, pero que necesita ser observada por una lupa ética. Vienen tiempos insospechados

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de México
Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Al Doctor Patán no dejan de maravillarlo los prodigios que se viven todos los días con la Cuarta Transformación. Lo digo porque ahora va a quedar proscrito el nepotismo, con leyes inmortalizadas en blanco y negro y letras de molde. Sí: la 4T se va a lanzar a prohibir que los clanes familiares se pasen de lanzas con el presupuesto público, ya saben: eso de andar invadiendo nóminas y pepenando contratos para proveer a oficinas públicas, y, hay que reconocerlo con humildad autocrítica, nuestro movimiento, en este terreno, a quedado a deber un poquitín. Pero corregir es de sabios. Déjense de sabios: de gente de bien. Así que ahí vamos.

Lo estoy viendo. Día uno de la ley antinepobeibis. Llamada al teléfono de mi Andy. “Pá, cómo estás. ¿Va creciendo la ceiba?”. “Bien, mijo, pero vamos a tener que sacar de la lista de proveedores a los muchachos. Que vendan los trajes de charrería, porque esto, recuerda, es una revolución de las conciencias. Van a tener que buscar negocios de otra manera. Ah, y ¿los chocolates?”. “Dime, pa”. “Vendan la empresa. No quiero que haya confusiones con los del Bienestar. La ceiba está muy chula, pero se me va toda la pensión del ISSSTE en fertilizantes. No me alcanza ni para la barbacoa”.

Casi al mismo tiempo, en Zacatecas, don Ricardo reúne a sus hermanos y los conmina a presentar su dimisión a los diversos cargos que ocupan. Implacable, remata: “Y ya te lo dije antes, David: en tu próximo trabajo, levántate temprano. Mi mamá no crió huevones”. Escenas parecidas ocurren entre don Pablo, que hierve de espíritu de izquierda, y sus familiares políticos, como entre la familia de mi Guadalupe, y con mi Macedonio. Más difícil es la decisión para mi Martí, luchador social de los de toda la vida, que sin embargo no duda: “Eres más importante que yo para la transformación, Lenita. Lo de Ministra del Pueblo no te lo ganaste así como así”. “¡Hijo de tu reputísima madre! ¡Dame un abrazote, perro. ¡Hermanazo!”. Contrito, incluso el licenciado Bartlett llama a su peque: “Ni modo, chaparro. Hay que buscarle por otro lado. Te dejo cinco casitas de las de Julia para que, mientras, las administres y te ayudes”.

Sí, lo celebro como no se dan una idea. Lo único es que va a quedar un montón de vacantes, y muy difíciles de llenar: las familias que fundaron este movimiento, o que pronto quedaron convencidas de su virtud, son lo mejor de este país; un destilado de eficacia con vocación social; la aristocracia del espíritu del Bienestar, para que nos entendamos. Pero México es cuna de una infinidad de talentos, y el pueblo proveerá a los mejores hombres para servirlo. Si ocupan, llegado el caso, el Doctor no tiene inconveniente en consagrarse al ISSSTE por el resto del sexenio, por decir. Con lo que sí paso, no me lo tomen a mal, es con Zacatecas.

POR JULIO PATÁN

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