La vida debe ser comprendida hacia atrás, pero vivida hacia adelante. Hace unos días, una querida colega regresó de España, donde se habría mudado a partir de la pérdida de su empleo en México en 2021; sólo allá encontró trabajo, y de forma eventual. Me platicó que tenía días de no dormir, cuando supe la razón entendí que no era para menos. Una madre con principios de Alzheimer, su patrimonio perdido, en un fraude de preventa de un bien inmueble aquí en México, la necesidad de regresar dejando su empleo, y otros problemas que acompañan de forma inevitable a muchas personas de este país.
Ante tragedias de ese tipo y que abundan en nuestros círculos: ¿qué se les puede decir? ¿Cómo se les puede ayudar? Para esas personas, es comprensible que no importe ni la estación del año, ni cualquier festividad, tampoco lo es que poco importe el día o número de la semana que corra. La vida no parece tener sentido. Por ello, la cifra de suicidios parece incrementar cada año como si la desesperanza estuviera invadiendo gran parte de nuestro territorio.
Se sabía que, durante este siglo, se incrementaría la mayor tasa de enfermedades de la salud tales como: ansiedad, depresión, obesidad, bulimia, anorexia, etc. También que sería algo colectivo, pero que llegara tan pronto y de forma masificada es algo que sin duda alguna debería hacer que replanteáramos nuestra conducta para lograr ser mucho más empáticos, solidarios y realmente comprometidos, con un apoyo real a todas las personas que dentro de nuestros círculos están perdiendo la batalla ante lo inevitable. Carencia de empleo, reducción en los sistemas de seguridad social, enfermedades, falta de vivienda y fraudes exponenciales que lo mismo surgen en el comercio presencial o por vía digital.
En un mundo aparentemente consolidado en información y conocimientos, tal parece que el ser humano nuevamente está destinado a retroceder y cometer los mismos atropellos que cíclicamente realiza.
Probablemente nos hemos olvidado de que nuestro lapso en la Tierra es apenas un segundo y que, por ello mismo, nuestro deber debería ser privilegiar y construir una escalera donde todas las personas pudieran escalar y llegar a los pisos que pueden y anhelan ocupar.
En una estructura mundial donde se privilegian factores como la evasión de conocimientos y acciones importantes, y se eluden de forma activa la irresponsabilidad, el cinismo, la crueldad y la excusa para no asumir una conducta valiosa de vida, podemos estar seguros de que no tendremos futuros prometedores. Cambiar es lo mejor que podemos hacer hacia la compasión y la unión.
Sobre el propósito de la vida han escrito infinidad de personajes ya que es el tema de mayor relevancia en la existencia. Con aquello nos referimos a ayudar de innumerables formas, ya sea con el regalo del conocimiento, con el apoyo de escuchar, con el compartir felicidad. Cada persona sabe con quién ha sido cínico, traidor, egoísta, ególatra y soberbio.
Cierro recordando una anécdota. Caminando por las calles de Copenhague, un joven estudiante de Teología abordó al Sr. Kirkegaard, con una mezcla de nerviosismo y entusiasmo le preguntó: “Usted habla mucho sobre el salto de fe pero ¿cómo puedo como alguien que duda constantemente dar ese salto y encontrar verdadera fe?” Kirkegaard, siempre dispuesto a dialogar sobre sus ideas, le respondió con una parábola. Imagina que estás en la cima de un acantilado mirando al otro lado donde hay un hermoso jardín, que representa la fe verdadera y la plenitud espiritual; entre tú y el jardín hay un abismo profundo que simboliza tus dudas y miedos. Desde tu posición parece imposible cruzarlo, pero el salto de fe no es acerca de medir el abismo con precisión o calcular la distancia exacta, es un acto de confianza hacia lo desconocido.
Hoy, con el caos que priva en el mundo, nuestra posición está entre caer al abismo o llegar a un hermoso jardín ¿Tú qué escogerías?
@MorganSarel
Consultora Laboral
Directora de Equity Job Lab
EEZ