Vagancio y Andariego, emprendieron el camino por la calle de Madero -hoy peatonal- empezaron a camellar, no sin antes ver la Torre Latinoamericana y expresar, recuerdas la marca del reloj que está aquí arriba?, preguntó uno de ellos; vieron el cubo ya sin rotulo, sí expreso uno de ellos, Mido; miles de transeúntes que transitan por el Eje Lázaro Cárdenas antes Niño Perdido y Juárez, ven la hora y aceleran el paso para no llegar tarde a sus actividades.
Pues vamos gloriosos y felices como el andante Quijote de la Mancha y su fiel escudero Sancho Panza, expresó Vagancio, en busca de sorpresas en este bello Centro Histórico; cuanta belleza, expresó Andariego al ver el Edificio Guardiola y la Casa de los Azulejos; al pasar por San Francisco y la Iglesia de San Felipe de Jesús, admiraron el estilo churrigueresco de la primera y de la segunda el estilo gótico francés, obra del arquitecto Emilio Dondé.
Recordaron aquellos fotógrafos ambulantes que disparaban sus flashes y entregaban un volante para pasar a recoger una fotografía, claro pagando por ella; chocaban con el avispero de vendedores de lentes, quienes prometen examen gratis de la vista y entregar los lentes en una hora y los cientos de caminantes que transitan por Madero.
El citado cronista, Salvador Novo, refiere en Los paseos de la Ciudad de México, FCE, 1980, “Pasear en coche es ya un contrasentido; porque pasear es dar pasos, caminar, “andar a pie”, como con redundancia decimos…Nuestros antepasados supieron pasear, disfrutar de un paseo; no sólo al reunirse en las plazas…o tomar el fresco en la tarde y saludar a los amigos…”.
Gran sorpresa se llevan al llegar al número 12 de la citada calle y no encontrar la legendaria Librería Madero, atendida por el diligente don Enrique Fuentes Castilla, ahora en es lugar hay una local de artículos de bisutería, cocina; Vagancio y Andariego, mostraron desolación, ya no estaba el aparador con volúmenes empastados, libros en gran formato, México a Través de los Años, Códices, Historia de la Ciudad de México, entre otros muchos volúmenes.
Por cierto, acerca de este paramo de libros, el escritor Jorge F. Hernández escribe el texto Informe desde el estante integrado en Antigua Madero Librería, “Lo intuí desde un principio, y ahora todos lo sabemos; que la Librería Madero no es solamente el santuario de párrafos empastados que se localizaba en el remanso de la primera de la primera calle del mismo nombre que conduce al corazón de la Ciudad de México”.
El Museo del Estanquillo ubicado en Isabel la Católica y Francisco I. Madero, está la exposición Pasado de Moda, hasta el 2 de este mes, se lee lo siguiente, “En el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, la calle Madero se erige como el epicentro del comercio y la moda desde el siglo XIX. Esta arteria histórica, que se extiende del zócalo al Palacio de Bellas Artes…”.
Hoy dista mucho de lo anterior; establecimientos con nombres impronunciables…hamburguesas, ópticas, tiendas de ropa, de productos chinos, cafés, perfumerías, son parte del escenario actual.
POR RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS
COLABORADOR
MAAZ