LA ENCERRONA

Paralelismos políticos

“Para no seguir aumentando la tensión en la sociedad, he tomado la decisión de dimitir”: Milos Vucevic

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de México
Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

La actualidad del sistema internacional nos indica que vivimos en un mundo globalizado, interconectado, multipolar y altamente dinámico. Sin embargo, también se puede observar que la globalización cada vez se ve más marcada por proteccionismo, xenofobia y cierres de fronteras mediante muros más altos; su conexión está siendo minada por la manipulación de algoritmos, fake news y censura; los polos de poder ramificados tienden a volver a un “juego de dos” participantes, China y Estados Unidos, dejando relegados a otros actores, y su dinamismo se vio frenado por la pandemia, guerras e intereses de manos privadas con alcance mundial.

Ante todo, esto también ha surgido con mayor fuerza el concepto de glocalidad, una visión global enmarcada en su adaptación y respeto a la cultura propia de una localidad en particular. Con esto es evidente que también se generan los paralelismos políticos. Me explico. Pensemos en Serbia, nación que, si bien tiene una historia centenaria, ha pasado por múltiples reconfiguraciones políticas como ser parte de Yugoslavia, su escisión de Montenegro y hasta el siglo XXI volver a su independencia y reconocimiento internacional. Una tierra que vive en constante tensión por Kosovo, sus guerras internas y su exacerbado nacionalismo. ¿Qué tendría que ver Serbia con México?

Hace apenas tres días el primer ministro serbio, Milos Vucevic, renunció a su cargo debido a tres meses de protestas multitudinarias en las calles de la capital Belgrado y Novi Sad, segunda ciudad en importancia donde Vucevic fue alcalde durante una década. El motivo fue el derrumbe de una estación de trenes, precisamente en Novi Sad, misma que fue entregada después de su remodelación justamente para las elecciones de 2024 y que solo un par de meses después se derrumbó el techo dejando 15 personas muertas y más de 30 heridos. Desde el 1 de noviembre de 2024, la ciudadanía serbia no ha dejado las calles exigiendo que se castigue a los culpables.

Tres meses después, las manifestaciones fueron escuchadas: Vucevic deja el gobierno, junto con él Milan Djuric, alcalde de Novi Sad y de su mismo partido, además dejando tambaleante al presidente Aleksandar Vucic. La sociedad serbia alude a que los actos de corrupción en las obras de la estación de trenes son la causa del fatal accidente y de la situación del país, cuestión que no piensan seguir admitiendo. Bueno, en Ciudad de México hemos tenido tragedias mortales (muy) similares, pero con resultados distintos. ¿Esto se debe a que somos un pueblo más globalizado que Serbia y que nuestros problemas locales resultan menos relevantes o que quizá tenemos un gobierno más fuerte y una sociedad más apática?

Ante este cuestionamiento no existe una respuesta única, ni siquiera una correcta; sin embargo, sí se exhibe un común denominador: la corrupción y el poder (o ausencia de) por parte de la sociedad. Con base en lo anterior, nadie en nuestro país pensaría en los paralelismos políticos entre Serbia y México, los hay, como los hay con muchas otras naciones que, lastimosamente, sufrimos la misma enfermedad. Pero también tenemos el remedio, la fuerza de la sociedad, el demos que tenemos que hacer valer en nuestro sistema político. 

ADRIANA SARUR 

COLABORADORA   

ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM  

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