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Las letras escarlatas morenistas

El asunto con algunos funcionarios de Cuitláhuac García recalaría en el uso presunto de “empresas fantasma”, al mero estilo de lo que ocurrió en tiempos de Javier Duarte

OPINIÓN

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Alejandro Aguirre Guerrero / Al respecto... / Opinión El Heraldo de México
Alejandro Aguirre Guerrero / Al respecto... / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

No exagero cuando digo que en Palacio Nacional arrancó una dura (y muy intensa) campaña para desechar personajes que le restan al morenismo de la presidenta Sheinbaum, Luisa María Alcalde y Andrés López Beltrán. La instrucción es “no tentarse el corazón” con ellos, porque hasta el “dejar pasar” se toma como ofensa. 

Los casos de inicio son el de Cuitláhuac García, en Veracruz; Cuauhtémoc Blanco, en Morelos, y Félix Salgado Macedonio, en Guerrero. De estos “expedientes” de arranque, los más claros y contundentes son el del nuevo titular del Cenegas, y por supuesto, el que investiga al exfutbolista. 

La posibilidad de que alguno de ellos acabe en la cárcel es ínfima, sin embargo, la idea central radica en exhibirlos y avergonzarlos ante la opinión pública (y el morenismo nacional), situación que quizá no logre saciar “la sed de sangre” que varios tienen, pero será como portar “la letra escarlata”. 

En el caso de Veracruz, con los vistos buenos superiores y el de la gobernadora, se ventiló que colaboradores de Cuitláhuac García podrían estar involucrados en temas de corrupción, y se especula que aunque el exmandatario supo de varios, prefirió “dejarlos pasar para evitar conflictos con ellos”. 

El asunto con algunos funcionarios de Cuitláhuac García recalaría en el uso presunto de “empresas fantasma”, al mero estilo de lo que ocurrió en tiempos de Javier Duarte. Hay varios molestos con el exgobernador veracruzano en el morenismo nacional, con el estado en que entregó la administración a Rocío Nahle, y más aún, con el cargo federal que obligadamente se le tuvo que dar.

Para nadie es un secreto que la presidenta prefiere tratar de lejos con Cuauhtémoc Blanco, no comulga con sus formas y modos. Aunado a ello, la gobernadora de Morelos ha mencionado de manera pública que su antecesor dejó varias irregularidades, situación que lo tiene con denuncias penales por hechos administrativos. 

El caso del senador Salgado Macedonio no es prioritario dada su influencia política en Guerrero, más aún cuando el “disgusto” con su persona pasa (primordialmente), por su forma pública de comportarse, y no tanto por algún otro señalamiento. 

Veremos qué ocurre con Cuitláhuac García y Cuauhtémoc Blanco, quizá mucho, quizá nada. Estemos pendientes. 

POR ALEJANDRO AGUIRRE GUERRERO

X: @aaguirre_g

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