La Asociación de Bancos de México (ABM), que preside Julio Carranza, aun no genera un documento público sobre el impacto que tendrá en el sistema bancario mexicano la designación de los cárteles de la droga como organizaciones terroristas por parte del gobierno de Donald Trump en Estados Unidos. Pero es un hecho que la operatividad de los bancos mexicanos se alterará, dada la fuerte integración binacional y los vínculos tanto de individuos como de empresas con EUA.
Desde hace unos días circula un documento entre gente de negocios emitido por el despacho White & Case al respecto. Está firmado por Narciso Campos, Eugenio Bernal, Eduardo Flores, Nicole Erb, Cristina Brayton-Lewis, Nicolle Kownacki y Pratin Vallebhaneni. En él se establecen siete implicaciones para los bancos mexicanos por esta determinación:
(1) Controles más estrictos de los bancos corresponsales en EUA, lo que podría implicar de-risking; (2) revisión de los controles de conocimiento del cliente y de financiamiento al terrorismo; (3) nuevos esquemas para evitar el financiamiento al terrorismo; (4)
posibilidad de ser llamados a juicios en EUA por bloqueo de activos de los cárteles; (5) posibilidad de ser demandados directamente en EUA en demandas relacionadas con terrorismo; (6) surgimiento de regulaciones espejo en otras jurisdicciones como la Unión Europea; y (7) conflictos jurisdiccionales entre el sistema judicial de EUA y el mexicano.
Estas implicaciones representarán mayores costos para la banca mexicana, así como la necesidad de una inversión en procesos más minuciosos para establecer controles específicos para detectar riesgos en clientes individuales. Y estos costos, aun siendo pequeños cuando se miren en el estado de resultados, necesariamente serán trasladados a los clientes, a fin de mantener la rentabilidad bancaria. En pocas palabras: la orden ejecutiva de Donald Trump encarecerá a partir de ahora la transaccionalidad bancaria de los mexicanos.
Será muy interesante observar la postura de los banqueros en las siguientes semanas, particularmente porque ya se acerca la Convención Bancaria y los vasos comunicantes del sistema financiero mexicano con el estadounidense son demasiados, lo que exige de la banca nacional una nueva área de atención que, además, no descuide el ritmo de crecimiento que se tiene previsto para México.
UN BANQUERO
El CEO de un banco me compartió su documento interno sobre el tema, donde se señala que las instituciones “podrían experimentar interrupciones en sus operaciones debido a sanciones secundarias o restricciones comerciales”. También señala que las operaciones bancarias pueden ser “contaminadas (…) aumentando el riesgo de sanciones regulatorias para instituciones que no identifiquen adecuadamente fondos vinculados a actividades ilícitas”. ¡Sopas!
POR: CARLOS MOTA
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