La nación que nunca duerme. La tierra de las oportunidades, la libertad y, por supuesto, del “café para llevar", estuvo a punto de tener una crisis por falta de cafeína.
Por absurdo que parezca el gobierno colombiano, rechazó a través de su presidente, Gustavo Petro, la repatriación de sus propios connacionales al considerar que no volaban en primera clase, y en ese afán de heroísmo de antaño con armas poderosas como las redes sociales envió mensajes desafiantes al Goliat de América, señalando que impondría aranceles a productos originarios del “imperio yanqui”. En respuesta, Estados Unidos tambaleó ante la posible carencia de los tres productos “indispensables” que provienen de Colombia: petróleo crudo, flores frescas y, por supuesto, café. Como consecuencia, baste con decir que desde el lunes por la mañana los estadounidenses se encontraron cara a cara con una realidad amarga (y no, no era el café negro) ya que, en las cafeterías de todo el país, los baristas se convirtieron en los nuevos héroes trágicos. Antes venerados por su habilidad para crear arte en una taza, ahora eran los mensajeros de malas noticias. "Lo siento, no tenemos café hoy" se convirtió en la frase más temida, seguida de cerca por: "¿Te gustaría un té verde en su lugar?".
Esto, que no es chiste sino anécdota, consecuencia del acto de valentía del presidente de Colombia, quien en primer lugar aceptó el retorno de compatriotas, pero a los minutos, ya con los aviones en camino, cambió de parecer imponiendo la prohibición del regreso de sus connacionales considerando que el trato en su regreso sería indigno e inhumano, al estar encadenados, por lo que decidió que no aterrizaran los vuelos que los retornaban a los paisanos a su país de nacimiento. Era mejor que los encarcelaran a su vuelta, antes de verlos aterrizar en Colombia, y liberarlos. Le faltó la frase “me duele más a mí, que a ustedes”. Ante ello, de forma estoica impuso aranceles a los productos “gringos”, total, sólo representan el 80% de todos los alimentos e insumos necesarios, para la industria y vida cotidiana en Colombia.
En efecto, se puede afirmar que es indigno el trato de retornar a los inmigrantes ilegales en condiciones de aseguramiento extremos; sin embargo, lo que debió privar fue la prioridad de que aterrizaran, las personas y los liberaran en su propio país, que por cierto de no ser porque existen carencias y privaciones de elementos mínimos para la subsistencia, seguramente no se habrían aventurado a la peligrosa travesía de establecerse en un país cuya legislación es particularmente adversa, hacia la migración de Hispanoamérica.
La consecuencia fue la cancelación de las visas para diplomáticos y, por supuesto, el incremento de aranceles hacia los productos provenientes de Colombia. Pero el lunes por la mañana el gobierno colombiano recálculo los pros y contras de ponerse en la mira del hombre más poderoso del mundo; y decidió poner a trabajar a sus diplomáticos que planearon el regreso de sus indocumentados, con lo cual, le fueron perdonadas las represalias indicadas. Por lo pronto, qué susto.
El tamaño de la absurda respuesta del presidente Petro puede explicarse como la reacción a un fenómeno que se denomina “ventana de Overton”. Un concepto de comunicación política creado por Joseph P. Overton que hace referencia a la gama de ideas y políticas que son aceptables para el público en un momento determinado, pero que pueden ser modificadas. Justamente esto, está siendo utilizado por Donald Trump, y lo podemos apreciar en una serie de ideas que se exponen a través de los medios de comunicación, hacia la opinión pública. Lo interesante es que esto logra que puedan moverse y expandirse ciertas ideas que antes eran impensables, y que se imponen en la mente de millones de personas, para poder hacerlas aceptables y, eventualmente, convertirse en políticas públicas a través de cambios en la percepción social.
Los ejemplos de la utilización de dicho fenómeno podemos apreciarlos en varios momentos: Durante la campaña del ahora presidente de los Estados Unidos de América, en su acto inaugural donde se puso sobre la mesa la idea de hacer a Canadá el estado 51 de la Unión Americana, algo que podríamos considerar imposible, pero que reafirmó que ello puede poner a considerar a millones de personas que algo no necesariamente puede ser permanente. Con respecto a los países hispanos hablantes, mover la ventana de Overton implica que cambien el pensamiento latinoamericano y se plantee como posibilidad el hecho de que haya un desalojo de millones de migrantes irregulares, mediante medios castrenses o económicos; de tal suerte que se provoca la sensación de que en verdad se puede vaciar a un país de migrantes ilegales.
Un último ejemplo de este fenómeno fue la firma de una acción ejecutiva que considera a los narcotraficantes como terroristas, lo cual abre la puerta a que millones de personas consideren que es posible que Estados Unidos pueda capturar delincuentes, fuera de su soberanía de forma abierta.
Como podrás apreciar, el inquilino de la Casa Blanca es un experto en medios y los utiliza a efecto de que muchos de los países del mundo muerdan el anzuelo, por lo que políticos y estrategas tendrán la difícil tarea de evadir el objetivo final del presidente americano, que consiste en cambiar la idea de que algo absurdo, no lo sea más.
POR SARA MORGAN
PAL