COLUMNA INVITADA

Cerrar filas por México

México necesita, indiscutiblemente, unidad frente a las amenazas que implica el regreso de Trump. Pero debe ser una unidad generosa desde ambos lados: a quienes se les pide (opositores) y quienes la piden (oficialismo)

OPINIÓN

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Guillermo Lerdo de Tejada / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México
Guillermo Lerdo de Tejada / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Créditos: El Heraldo de México

Cualquiera que ame a México, independientemente de su ideología o partido, debe atender el llamado a la unidad que hace el gobierno. Los retos que enfrentamos -desde la seguridad nacional y el narcotráfico hasta la crisis migratoria y las amenazas externas- exigen una respuesta colectiva y decidida de todos los sectores de la sociedad.

En su mensaje para anunciar los objetivos del gran "frente nacional" que convoca, la presidenta afirmó que: "la lucha contra el crimen organizado no será fácil, pero es ineludible; garantizar la seguridad de la población es el principal deber del Estado. A su vez, sé que la reforma fiscal no será popular, pero es lo responsable. Con ella tendremos ingresos sostenibles para ampliar las pensiones, rescatar el sector salud, la educación e invertir en infraestructura estratégica".

Por su parte, Ricardo Monreal y Adán Augusto López, líderes parlamentarios de Morena, aseguraron que "la unidad nacional no se impone: se dialoga y construye; por ello, ofrecemos a las fuerzas políticas de oposición incluir los puntos de su agenda que sean por el bien común, para sacarlos adelante. Sería hipócrita pedir a los millones de personas que no votaron por nosotros unirse, sin tomar en cuenta sus opiniones y su representación en el Congreso".

Sin embargo, la realidad actual muestra un panorama distinto. El gobierno efectivamente llama a la unidad, pero con mensajes contradictorios. La única pregunta que queda clara es "¿frente a qué?" Donald Trump, por supuesto, quien sin duda es un riesgo muy relevante. Pero a partir de ahí todo se retuerce.

La naturaleza de esta unidad propuesta genera preguntas fundamentales: ¿En torno a qué valores nos unimos? La consolidación solicitada parece más alarmada por la integridad de la soberanía del narco que la del Estado. En el llamado oficialista a "defender el país" se advierte más preocupación por el dolor que pudiera causarle a un sicario su captura y extradición, que por el dolor de las víctimas de ese mismo sicario, quienes cada día son extorsionadas, violadas, secuestradas o asesinadas.

¿Puede ser genuina la convocatoria de un gobierno que quita la bandera del Zócalo cuando no marchan los suyos? ¿Del que lincha desde los medios y persigue desde las fiscalías a opositores? ¿Del que dejó prácticamente en la ruina hospitales y clínicas públicas para financiar las ocurrencias? ¿Del que llegó al poder polarizando por dos décadas la nación que hoy anhela unida?

La pregunta central persiste: ¿unidad para qué? ¿Para la noble causa de no interrumpir la ordenada destrucción del Estado de derecho? ¿Para seguir en soberana paz la demolición de la democracia que queda? O quizá para defender a los migrantes -esos que hacinan en centros del INM donde unos 40 murieron quemados vivos hace no mucho, o que abandonan a su suerte en medio de coyotes y delincuentes-. La consigna pareciera: es antipatriota permitir que nos maltraten los extranjeros, cuando podemos disfrutar el inmenso orgullo de que nos maltraten los de casa. Abuso con denominación de origen.

México necesita, indiscutiblemente, unidad frente a las amenazas que implica el regreso de Trump. Pero debe ser una unidad generosa desde ambos lados: a quienes se les pide (opositores) y quienes la piden (oficialismo).

El hecho mismo de que la "cuarta transformación" convoque a la consolidación nacional es un reconocimiento implícito de que, contrario a la propaganda, su proyecto no aglutina a toda la nación. En consecuencia, una unidad genuina no puede ser monotemática. Debe incluir las demandas de esos millones de ciudadanos que, aunque en la minoría no-oficial, tan cuentan e importan que hoy se les convoca a unirse. En primer lugar, esa unidad debe apuntalarse con acciones contundentes para recuperar la soberanía frente al narcotráfico.

Habría que recordar, además, que en las filas no oficialistas están muchos de los perfiles (políticos, empresarios, académicos, etc.) más experimentados en los temas que hoy urgen: negociación comercial, migración, seguridad, entre otros. La unidad nacional puede ser muy provechosa si es un verdadero esfuerzo colectivo, que convoque a la diversidad de sectores e integre la pluralidad de demandas sociales. Si no, será mera coreografía, y peor, excusa para incrementar la exclusión bajo la excusa del antipatriotismo. Probablemente el oficialismo no tenga la mira tan alta. Y la oposición, ¿ya está haciendo su tarea?

POR GUILLERMO LERDO DE TEJADA SERVITJE

COLABORADOR

@GUILLERMOLERDO

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