Los primeros 100 días de Claudia Sheinbaum como presidenta de México han evidenciado una preocupante falta de rumbo propio y una clara continuidad de las políticas del gobierno anterior. Uno de los problemas más graves de este inicio de administración ha sido la política del gasolinazo, que contradice directamente las promesas de Morena a lo largo de la historia.
El precio de la gasolina ha alcanzado los 24.23 pesos por litro, de los cuales un 40% corresponde a impuestos. Esta situación golpea severamente la economía de las familias mexicanas, especialmente las de menores ingresos, que destinan una mayor proporción de su presupuesto a productos y servicios esenciales, como alimentos y transporte público, cuyos costos también se han elevado debido a la inflación. Esta política de aumentos constantes no solo afecta el bolsillo de los ciudadanos, sino que también exacerba los problemas económicos generales del país.
Ante esta problemática, desde el Partido Acción Nacional (PAN) hemos planteado alternativas claras para mitigar los efectos del gasolinazo. Estas incluyen la reducción del IEPS (Impuesto Especial sobre Producción y Servicios) aplicado a las gasolinas y el diésel, fijar un tope para que el precio de los combustibles no exceda los 20 pesos por litro, y la implementación de un “Fondo de Estabilización del Precio de la Gasolina y Diésel”. Sin embargo, el oficialismo siempre ha demostrado un desinterés total en adoptar estas propuestas o implementar medidas efectivas para aliviar esta carga.
Además del gasolinazo, otros problemas persisten sin soluciones claras. La inseguridad continúa siendo un grave problema, con zonas como el sureste del país y ciudades como Culiacán aún bajo el control del crimen organizado. La estrategia de “abrazos, no balazos” sigue mostrando su ineficacia y consecuencias, con cifras alarmantes de homicidios y delitos violentos.
La violencia generalizada refleja la incapacidad del gobierno para garantizar la seguridad de los ciudadanos, lo que añade aún más frustración a la administración de Sheinbaum.
En este contexto, el informe de los primeros 100 días, celebrado en el Zócalo, se percibió más como un evento propagandístico que como un ejercicio de rendición de cuentas. Con recursos públicos mal empleados, movilización de acarreados y promesas vagas, el evento dejó claro que la prioridad del gobierno no es solucionar los problemas del país, sino construir un falso consenso a través de discursos populistas.
POR MARIANA GÓMEZ DEL CAMPO
Presidenta de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA).
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