COLUMNA INVITADA

¿El fin de la sostenibilidad?

La transición energética no puede ser impulsada por idealismos extremos que ignoren las realidades y limitaciones tecnológicas y económicas actuales

OPINIÓN

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Álvaro Vértiz / Columna invitada / Opinión El Heraldo de México
Álvaro Vértiz / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En los últimos meses, hemos sido testigos de un cambio significativo en la manera en que las empresas responden y abordan a las políticas relacionadas con la sostenibilidad.

La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos ha intensificado esta tendencia, llevando a varias corporaciones a reevaluar la intensidad de sus compromisos en esta materia.

Ejemplos concretos, como la salida de JP Morgan del Climate Action 100+ y la reciente decisión de BlackRock de abandonar la Net Zero Asset Managers Initiative, son muestras de esta dinámica. Sin embargo, es crucial no perder de vista que los principios de la sostenibilidad (las buenas prácticas en materia Ambiental, Social y de Gobierno Corporativo o ESG por sus siglas en inglés) siguen y seguirán siendo esenciales para el desarrollo exitoso tanto de las empresas como de su entorno.

A pesar de las señales recientes de moderación en las políticas ESG, el cambio climático sigue siendo una de las mayores amenazas a nivel global. Las empresas tienen un papel protagónico que desempeñar en la transición hacia una economía baja en carbono. Sin embargo, es fundamental que este cambio se realice bajo escenarios realistas y alcanzables. La transición energética, por ejemplo, no puede ser impulsada por idealismos extremos que ignoren las realidades y limitaciones tecnológicas y económicas actuales.

El equilibrio es clave: avanzar hacia soluciones sostenibles sin comprometer la estabilidad financiera ni la viabilidad operativa de las empresas.

En paralelo, la responsabilidad social no debe ser relegada. La diversidad, la inclusión y el apoyo a las comunidades locales son elementos que fortalecen la relación entre la empresa y su entorno, generando valor compartido. Aunque algunos actores han reducido su énfasis en estas áreas, es vital reconocer que la sostenibilidad social es tan importante como la sostenibilidad ambiental.

El Pilar Subestimado - El buen gobierno corporativo sigue siendo el tercer pilar indispensable de la sostenibilidad. Las prácticas de transparencia, rendición de cuentas y toma de decisiones responsables y éticas no solo generan confianza entre los inversores, sino que también promueven la estabilidad y la resiliencia organizacional. Este es un área donde el equilibrio también juega un papel crucial. Las empresas deben evitar caer en burocracias innecesarias que dificulten la innovación y la agilidad empresarial, mientras se mantienen firmes en sus principios de gobernanza.

El Problema de los extremos: El principal enemigo de las políticas sostenibles

Una de las lecciones más importantes que hemos aprendido en los últimos años es que los extremos (por ejemplo, el movimiento denominado “woke”) son el principal enemigo de las políticas sostenibles. Las iniciativas de ESG impulsadas de manera agresiva y sin sustento objetivo tienden a generar resistencia y resultados contraproducentes.

Es aquí donde el balance se convierte en el punto central de la discusión. Las empresas necesitan diseñar estrategias de ESG que sean ambiciosas pero realistas, aspiracionales pero ejecutables. Este enfoque no solo garantizará su sostenibilidad a largo plazo, sino que también contribuirá al bienestar colectivo.

El futuro ESG no está en su abandono ni en su exacerbación, sino en la capacidad de las empresas para encontrar un equilibrio adecuado. En un mundo marcado por incertidumbres políticas, económicas y climáticas, el compromiso con principios sostenibles sigue siendo una necesidad, no una opción.

El ejemplo de JP Morgan y BlackRock nos recuerda que las empresas deben adaptarse a contextos cambiantes sin perder de vista su responsabilidad hacia el planeta, las personas y el buen gobierno. En última instancia, encontrar el balance entre el realismo y la ambición será la clave para avanzar hacia un futuro más sostenible y equitativo.

POR ALVARO VÉRTIZ

SOCIO DGA GROUP

@ALVAROVERTIZ

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